Este artículo se publicó hace 13 años.
El divorcio UPN-PP reabre la encrucijada socialista
El dilema no es nuevo. En 2007, las urnas propiciaron la formación de un Ejecutivo progresista
Un Gobierno de derechas, encabezado por UPN y con el PP como socio, o uno de izquierdas con el PSOE y las coaliciones NaBai e Izquierda-Ezkerra. Son los dos escenarios que se vislumbran en Navarra tras el 22-M.
El dilema no es nuevo. En 2007, las urnas propiciaron la formación de un Ejecutivo progresista. PSOE, NaBai, e IU sumaban mayoría absoluta con 26 escaños frente a los 24 de UPN y CDN. Sin embargo, los socialistas evitaron la alianza con NaBai, que adelantó en 3.736 papeletas al PSN, y dejaron que Miguel Sanz fuese investido presidente. La di-rección federal del partido obligó al PSN a no pactar con los nacionalistas, anulando los deseos de las bases navarras, ante la ofensiva del PP por la supuesta "venta" de Navarra.
El escenario actual ha cambiado por completo. Y no sólo por los candidatos, casi todos primerizos. La fragmentación de varias formaciones, la tendencia general a la baja del PSOE que pronostican las encuestas y la presencia de Bildu abren más aún el tablero electoral en Navarra.
División conservadoraTodos los sondeos certifican la división del voto conservador tras el divorcio de UPN y PP en 2008, que habían concurrido conjuntamente a las elecciones autonómicas desde 1991. En cinco ocasiones había sido la fuerza más votada. En 2007 obtuvieron el 42% de las papeletas. Las diferencias giran en torno al número de escaños que estiman para cada una de las formaciones. El CIS pronostica que los regionalistas lograrán 17 escaños y los conservadores, seis. Otros estudios apuntan a un reparto 14-7.
En UPN están convencidos de que el 22-M seguirán siendo la fuerza más votada con su nueva candidata, Yolanda Barcina. "Lleva 12 años como alcaldesa de Pamplona y cae bien al electorado del PP", analiza el secretario de Comunicación de UPN, Sergio Sayas, que rechaza la idea de que vayan a verse perjudicados por un posible voto oculto al partido de Rajoy. "El PP en Navarra no acaba de arrancar y su líder está impuesto por Madrid. Es un lastre", sostiene Sayas, centrándose en la campaña emprendida por Barcina "buscando el tú a tú" para explicar la labor del Gobierno. "Navarra es la comunidad que mejor ha afrontado la crisis", afirma. En este resultado, admite el regionalista, ha influido el apoyo del PSN, sobre todo a los presupuestos de la Comunidad.
Cambios a la izquierdaAnte los posibles cambios de alianzas, Sayas hace hincapié en que "cualquier alternativa al Ejecutivo pasa por los nacionalistas, que tendrían que unirse al PSN". E incluso, según algunas encuestas, "los números sólo saldrían con Bildu", deja caer el regionalista.
Las expectativas de los socialistas navarros, que obtuvieron 12 escaños en 2007, son "halagüeñas", afirma la vicesecretaria general del PSN, Elena Torres, que destaca la fortaleza de la formación. "Navarra necesita un relevo, que entre aire fresco en las instituciones", resalta.
Aunque las encuestas pronostican una tendencia a la baja del PSN, por efecto de la crisis y como castigo por haber impedido el cambio en 2007, Torres niega la mayor. "La ciudadanía no va a castigarnos en absoluto. Está cansada de la confrontación y hemos hecho una política responsable de arrimar el hombro", recuerda. Con esta premisa, la dirigente del PSN subraya que el partido podría ser la fuerza decisiva para impulsar el cambio.
El candidato del PSN, Roberto Jiménez, es partidario de un gobierno en solitario. Sin embargo, la aritmética parlamentaria dificulta esta opción, más viable mediante un pacto con Nafarroa Bai.
El espacio abertzaleNaBai, integrada por Aralar, PNV e independientes, es la tercera formación que aspira a "estar a la par" en votos con UPN y ser "el motor del cambio" en Navarra, asegura su candidato, Patxi Zabaleta. Las encuestas, señala, estiman la "tendencia ascendente" de la formación, que podría obtener entre 12 y 15 escaños. "Es tanto como decir que hemos amortizado la salida de Batzarre y EA" de la formación, explica.
La coalición que más puede alterar los resultados de NaBai es Bildu, cuya presencia en las elecciones ha sido autorizada por el Tribunal Constitucional, ya que podría arrastrar los votos de la izquierda abertzale (en 1999, la última vez que participaron legalmente bajo las siglas de EH, obtuvieron el 16,4% de las papeletas).
Zabaleta no considera este escenario porque cree que NaBai es una marca consolidada que disputará pocos votos con Bildu. Así, señala que la presencia de esta última coalición "es muy positiva porque ha destensado la situación" y permite centrarse "en las propuestas". Y aporta un elemento diferenciador más: "NaBai tiene una capacidad de negociación y acuerdo con las fuerzas políticas que Bildu no tiene". Por ello está dispuesto a hablar el 23 de mayo de un gobierno "plural y transversal" con NaBai como motor del cambio, bajo dos premisas: "Sin excluir a nadie y sin que haya veto alguno".
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