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El dueño del Faisán niega que Ballesteros le diera el chivatazo

El propietario del bar y su hijo concretan ante el juez Ruz cómo se produjo el soplo policial

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"Soy católico y le juro que no fue la persona que me entregó el teléfono, olvídese". El propietario del bar Faisán, Joseba Elosua, se mostró ayer así de tajante ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz a la hora de negar que el inspector de Policía José María Ballesteros fuera el agente que el 4 de mayo de 2006 le entregó un teléfono a través del que fue alertado de que se preparaba una operación policial contra la red de extorsión de ETA.

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No obstante, fuentes de la acusación, que en el procedimiento ejercen el fiscal Carlos Bautista y la Asociación Víctimas del Terrorismo y Dignidad y Justicia, señalaron que la declaración de Elosua corrobora la investigación policial realizada sobre cómo se produjo el soplo y sitúa al inspector imputado en el establecimiento en el momento en que se produjo.

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Las defensas anuncian que pedirán esta semana el archivo del caso

Ello supone, según dichas fuentes, que el hecho de que Elosua que ayer compareció como testigo por primera vez en la causa del chivatazo negara que fuera él quien le dio el teléfono no le libra de la acusación que pesa en su contra.

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En cambio, tanto su defensa como la del jefe superior de Policía del País Vasco consideraron tan relevante la declaración de Elosua que, cuando concluyó, anunciaron que presentarán un escrito esta semana en el que solicitarán de nuevo el archivo del procedimiento contra sus clientes, al entender que no hay base sólida contra ellos. Para conseguirlo, preparan una propuesta alternativa a las conclusiones a las que llegó el equipo investigador, encabezado por Carlos Germán. Los policías comparecerán mañanaante el juez para ratificar su informe.

Elosua se basó en la fotografía que había visto en la prensa de Ballesteros para negar que fuera quien le entregó el teléfono. A preguntas de la defensa del inspector, el testigo aseguró que no vestía la misma ropa que la persona que entró en el bar de Irún, que era la única no habitual del establecimiento, es decir, que no era de Iparralde (País Vasco francés) y que no hablaba francés.

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Confían en preparar una tesis alternativa a la del equipo investigador

Precisamente, fuentes de la acusación utilizan este dato para señalar a Ballesteros como la única persona "extraña" grabada por las cámaras que vigilaban el bar por la operación que se preparaba.

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No se le volvió a enseñar una fotografía de Ballesteros porque, según fuentes jurídicas, la prueba carecería de validez, al entenderse contaminada por haber aparecido en un periódico. El testigo tampoco reconoció a Ballesteros en la rueda de reconocimiento que se realizó en su día.

El otro punto negado por Elosua, que está procesado por integración en organización terrorista y tres delitos de amenazas terroristas por su presunta participación en la red de extorsión de ETA, fue la participación de su hijo en cualquier momento del chivatazo, situado entre las 11.00 y las 11.30 horas del 4 de mayo de 2006.

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Según Elosua, que explicó que en la perfumería de su hija sólo permaneció unos segundos porque se limitó a saludar, cuando recibió el aviso se puso muy nervioso y estuvo casi una hora dando vueltas sin saber qué hacer.

Aseguró que si su hijo hubiera estado allí, habría ido con él a Francia en vez de con su yerno. Desde una cabina telefonearon a su contacto con el aparato de extorsión, José Antonio Cau Aldanur, para avisarle de lo ocurrido.

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Joseba Imanol Elosua señaló que su padre, por su avanzada edad, "no recuerda bien las cosas", pero que él llegó al bar entre las 12.00 y las 13.00 horas, es decir, después del chivatazo, pero antes de que su padre se fuera a Francia. Explicó que le contó lo que había pasado y admitió que usaron su móvil para tratar de llamar a Cau, pero no pudieron contactar con él.

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