Este artículo se publicó hace 14 años.
EEUU creía que la mala gestión del 11-M hundió a Aznar
La llegada al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero supuso un contratiempo para la Administración Bush. Y de hecho, las relaciones con España decayeron de manera considerable después de que el hoy presidente, informara a Washington de que iba a retirar las tropas de Irak.
Los documentos revelan que esta decisión enfrió las relaciones entre ambos países hasta el punto de que Bush no se puso al teléfono cuando Zapatero le llamó para felicitarle por su segunda victoria electoral.
Según publica este lunes el diario El País, que ha tenido acceso a los nuevos documentos filtrados por Wikileaks, en los 3.602 cables emitidos desde 2004 por la Embajada de EEUU en España se recogen conversaciones con el Rey, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, o los ex presidentes Felipe González y José María Aznar.
En ellos se comprueba cómo los diplomáticos estadounidenses hicieron responsable a Aznar y su mala gestión de los atentados del 11-S de la llegada de Zapatero.
Palo y zanahoriaTras la victoria de éste en las elecciones de 2004, Washington se apresuró a informarse sobre quién era el nuevo mandatario. En los cables diplomáticos se habla de Zapatero como una persona con ideas propias de una izquierda "trasnochada y romántica", según el diario.
Zapatero, un líder cortoplacista con una visión trasnochada de la izquierdaAsimismo, se califica al presidente del Gobierno español como un político cortoplacista y que supedita los intereses comunes al cálculo electoral. También se le considera un problema para algunos de los intereses de la política exterior de EEUU.
Los documentos analizados por El País reflejan también las presiones y amenazas ejercidas por EEUU sobre personas con poder de decisión en España acerca de temas conflictivos, como la retirada de las tropas de Irak o los vínculos con Cuba y Venezuela.
La recuperación de la confianza fue lenta, a pesar del interés de España por recomponer las relaciones, pero sin que Washington "olvidara sus objetivos ni la política del palo y la zanahoria", dice el periódico.
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