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Electores fantasma en casas del PP

Diecinueve pueblos del País Valencià han aumentado su censo sin justificación

SERGI TARÍN

No están. No se les ve. Sólo aparecen en el papel de los censos. Son los 141 empadronados fantasma de Andilla, una localidad encajada en la montañosa y despoblada comarca de los Serranos. Miguel Sebastián e Ismael Moreno, del PSPV-PSOE, despliegan más y más listados sobre la mesa del bar. Por debajo, un enjambre de perros se enrosca entre las piernas como culebras y a unos metros almuerza el alcalde, Celestino Perales, que no quita ojo a sus opositores socialistas.

Desde hace ocho años, el PP gobierna con mayoría absoluta en este municipio partido en cinco aldeas. 'Siempre nos ganan con el padrón, que se estira misteriosamente cuando llegan elecciones', se queja Moreno y también el INE (Instituto Nacional de Estadística), que en abril publicó la lista de las localidades donde más crecen los censos sin justificación. A la cabeza del País Valencià aparece Andilla, cuyo número de habitantes se ha disparado en un 50%, de 257 a 398 en pocos meses. La lista negra se completa con 18 localidades más: ocho del PP, seis del PSOE y el resto, de otras formaciones.

Nada más conocerse los datos del INE, Sebastián y Moreno, iniciaron sus labores detectivescas. La primera anomalía les condujo hasta el número 43 de la calle Santa Paula, en la pedanía de La Pobleta. Allí, según el papel, residen el candidato conservador, Jesús Ruiz, y nueve personas más. La casa, en cambio, presenta pocas señales de vida, con la puerta taponada por un tablón de madera y el buzón boquiabierto con decenas de cartas. 'No insistan, no hay nadie', señala un anciana.

La siguiente parada es en Osset, otra de las aldeas. Allí, asegura Sebastián, hay siete empadronados en el hogar del Jubilado. '¿Reside alguien aquí?', pregunta a tres señoras que pasean. '¡Qué ocurrencias tiene! ¡Cómo va a vivir alguien en los jubilados!', le responden. De pronto, una de ellas salta como un muelle: 'Pues mire, yo sí que estoy empadronada aquí...'. Y antes de que prosiga, llega su hijo en una carrera: '¡No digas nada mamá!'. 'Si quieren algo, hablen con mi esposo, en el Ayuntamiento'.

Andilla ha pasado de 257 a 398 habitantes en pocos meses

Su marido es Paulino Moreno, concejal de urbanismo, quien reconoce estar censado en el hogar de los jubilados junto a su mujer y algunos de sus hijos. Entonces, ¿quién está empadronado en su casa? 'No lo sé...', balbucea, y se aventura a un mínimo recuento: 'unos pocos, mi hermano... Ahora le doy la cifra'. Acto seguido entra en una de las oficinas y se sumerge tras la pantalla de un ordenador. '¿Cuántos? ¿Ocho?', se escucha a través del cristal la voz de Moreno, que regresa con el rostro lívido: 'Por favor, les pido, déjenlo correr...'.

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