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ERC quema las naves y prepara el giro secesionista

La batalla de Joan Ridao por volver a liderar la lista al Congreso complica el desembarco de Oriol Junqueras

J. RAMÓN GONZÁLEZ CABEZAS

Tras su descenso a los infiernos por la debacle de las autonómicas y las municipales, ERC se encamina hacia un supersábado crucial. El 17 de septiembre, el histórico partido republicano consumará su enésimo vuelco político con la investidura del eurodiputado Oriol Junqueras como nuevo líder, en sustitución de Joan Puigcercós. El plato fuerte es, sin embargo, el desenlace de la pugna entre el diputado Joan Ridao y el independiente Alfred Bosch, candidato de la nueva dirección, para encabezar la lista del Congreso.

Casi nada es previsible en ERC, que acumula crisis, depuraciones, cismas y escisiones a lo largo de su historia. La batalla por la primera plaza de la candidatura al Congreso traduce la batalla entre clanes y familias surgida tras la agónica muerte del Tripartito. La experiencia fue alumbrada de hecho por ERC en el 2003, al decantarse por dar paso a la alternancia y vertebrar un nuevo catalanismo de izquierdas con el peso de su histórico resultado en las elecciones al Parlament de Catalunya.

Hoy casi nadie habla de ello en ERC. Ridao encarna los restos del proyecto de izquierda nacional apadrinado en su día por el defenestrado Carod Rovira. Junqueras, por su parte, lidera a los sectores que abjuran de la frustrada estrategia izquierdista, de la que finalmente se ha beneficiado CiU, y porfían por convertir definitivamente a ERC en pal de paller (piedra angular) del independentismo en Catalunya.

Tras intentar fichar al politólogo Ferran Requejo, Junqueras ha apostado por el también profesor universitario Alfred Bosch otro outsider conocido por su papel como promotor de la consulta soberanista de Barcelona para intentar aglutinar de una vez la causa secesionista como réplica al ambiguo soberanismo táctico de CiU en tornoa la bandera del pacto fiscal.

Junqueras ha asumido de facto el mando del partido tras la dimisión de Puigcercós

El escenario del supersábado de septiembre es tan incierto como singular. El partido decidirá a través del consell nacional quiénes serán sus nuevos dirigentes y candidatos al Parlamento español, reservando para el XXVI Congreso de octubre la definición de su nuevo proyecto político. La catarsis en dos actos es consecuencia del doble desastre electoral de ERC, que desde su récord histórico de las legislativas de 2004 ha perdido más de 400.000 sufragios, con el agravio añadido de ceder al PP el puesto de tercera política de Catalunya tras pasar de una cuota máxima del 16% de votos a un pírrico 7% .

Junqueras ha asumido de facto el mando del partido tras la dimisión de Puigcercós y la renuncia del propio Ridao a competir por la presidencia. El todavía secretario general de ERC amagó un intento a mediados de junio con un manifiesto en defensa de la estrategia de izquierda nacional, contraria al frentismo patriótico. Ridao desistió ante la dinámica de consenso en torno a la idea de ruptura encarnada por el eurodiputado y alcalde de Sant Vicenç del Horts, la pica clavada por ERC en el complejo territorio del antiguo cinturón rojo de Barcelona.

Otro aspirante frustrado, el ex senador carodista Carles Bonet, no llegó a reunir los avales suficientes y abandonó la carrera in extremis. El propio Carod Rovira, desplazado en su día de la jefatura de ERC por Puigcercós, abandonó el partido a primeros de junio ante la irreversible liquidación de su legado político.

La determinación de Ridao de repetir como cabeza visible de ERC en Madrid ha cogido a contrapié a Junqueras, quien le ha ofrecido repetidamente ir de número dos. El todavía secretario general no ha ocultado su disgusto al verse desplazado por un candidato sin historia y persiste en presentar batalla. Ni que decir tiene que un triunfo del actual secretario general y líder parlamentario sería algo más que un rudo golpe para Oriol Junqueras, secundado en su gran salto al poder por la abogada Marta Rovira como candidata a la secretaría general.

Con apenas 220.000 votos, ERC domina el espacio independentista, que contabiliza 362.000 sufragios (11,5% del total). Hoy por hoy, CiU marca territorio con la marca de la Casa Gran del catalanisme y el refrendo de 1,2 millones de votos (38,4%), pero la apuesta política de Junqueras mira al horizonte del posible gran chasco del pacto fiscal.

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