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"Espabilen y huelan el café, Gibraltar nunca será español"

El ministro principal del Peñón, Fabian Picardo, vuelve a reclamar en Naciones Unidas la autodeterminación ante el Comité de los 24

JUAN JOSÉ TÉLLEZ

Fabian Picardo, ministro principal del Gobierno gibraltareño, recurrió hace unas horas a una frase hecha para rebatir las tesis españolas respecto a la descolonización de la Roca: 'Espabilen y huelan el café, Gibraltar nunca será español'. Lo dijo en su discurso ante el Comité de los 24 de Naciones Unidas, como la cuarta persona nacida en Gibraltar y elegida democráticamente para representar a su pueblo. Un pueblo que tomaba la palabra en dicho foro desde que, en los años 60, sir Joshua Hassan hablara en la ONU para abordar las diferencias en torno a la descolonización del territorio gibraltareño.

A Picardo, le acompañaba Joseph García, su socio de Gobierno y líder del Gibraltar Liberal Party en coalición con los socialistas del Gibraltar Socialist Labour Party y el secretario del ejecutivo local, Ernest Gomez. Para sustentar la democratización de la vida en la Colonia, Picardo aludió al primer referéndum constitucional de 1967 y al que se celebró justo hace diez años, en 2002, que supuso una profundización en las cotas de autonomía de la Constitución local.

'Nuestra descolonización tan sólo puede progresar sobre las bases de nuestro inalienable derecho a ejercer la autodeterminación', insistió Picardo, bajo las mismas pautas que en anteriores ocasiones defendieran Joe Bossano y Peter Caruana como ministros principales de Gibraltar.

Picardo cree que descolonizar la Roca sólo podrá llevarse a cabo con un mayor autogobierno local A su juicio, descolonizar la Roca sólo podrá llevarse a cabo mediante un incremento de las cotas de autogobierno local. Un derecho que desde su punto de vista, 'no puede ser hipotecado con la creación de cualquier doctrina que lo limite en aquellos casos en que el territorio en cuestión esté sujeto a una disputa en materia de soberanía como recientemente se ha sugerido por error. Sin embargo, dicho postulado parece haber sido una pequeña consecuencia de lo que el Reino de España viene diciendo al objeto de obstaculizar nuestra descolonización'.

Picardo fue más lejos al aseverar que, desde que comparecieron ante dicho comité de la ONU los representantes 'del régimen fascista del general Franco' hasta la era moderna con una España democrática, 'muy poco ha cambiado sustancialmente en el mensaje de Madrid'. Y, citando un reciente seminario celebrado en Ecuador respecto a este asunto, Picardo aseguró que 'España nunca ha reconocido ni reconocerá ningún estatus legal internacional para los actuales habitantes de Gibraltar, y mucho menos nuestro derecho a decidir el futuro de nuestra tierra'.

Una posición que contraviene el artículo 73 del acta de descolonización de la propia Asamblea, que contempla explícitamente los derechos con los que cuentan los habitantes de un territorio que no haya obtenido aún su pleno autogobierno: '¿Cómo es que a comienzos del siglo XXI España adopte una actitud del siglo XVIII respecto al proceso de descolonización de Gibraltar?', interrogó Picardo, que hizo valer los 'deseos' de los gibraltareños, que vienen reclamando al Reino Unido desde la Constitución local de 1969, frente a los 'intereses' de los habitantes de la Roca que asume España desde ese mismo momento pero sin atender a las demandas de los actuales pobladores del Peñón.

Como es sabido, Gibraltar pasó a manos del Reino Unido durante la Guerra de Sucesión española en 1704 y el Tratado de Utrecht de 1713 consagró la cesión de soberanía sobre dicho territorio. La mayoría de los gibraltareños de entonces tuvo que huir en una diáspora que propició la fundación de San Roque y Los Barrios o la resurrección de Algeciras. Los 30.000 habitantes del Gibraltar de hoy son hijos de un mestizaje que incluye a británicos, españoles, genoveses, malteses, judíos sefarditas, hindúes o marroquíes.

España está 'trabajando para garantizar mayores fracasos en el futuro' Picardo subrayó las contradicciones españolas y el fracaso de su estrategia diplomática respecto a Gibraltar, tal y como ha reconocido en sus recientes memorias Inocencio Arias, antiguo embajador español en Naciones Unidas: 'En los últimos meses, la actitud del ministro español de Asuntos Exteriores parece ignorar los fracasos del pasado y está trabajando duro para garantizar incluso mayores fracasos en el futuro'.

Así, el chief-minister lamenta que el nuevo Gobierno español haya cancelado las conversaciones tripartitas entre Madrid, Londres y Gibraltar, en torno a asuntos domésticos y que se consolidara a partir de un foro celebrado en Córdoba en 2006 e impulsado por Miguel Ángel Moratinos cuando ocupaba la carrera de Exteriores. Él fue el único ministro español hasta ahora en visitar la colonia británica en ejercicio de su cargo: 'Yo invito a España a volver a la mesa de negociaciones', propuso Picardo. Sin embargo, tanto el Partido Popular como el pensamiento profundamente cauteloso de un amplio sector de la diplomacia española entendía y entiende que esa vía supone traicionar las tradicionales tesis españolas que, a lo largo del último siglo, apenas han supuesto avances ni en el contencioso ni en las relaciones humanas entre las comunidades separadas por la Verja aunque formen parte del proyecto común de la Unión Europea.

Frente a todo ello, en ese mismo foro, España volvió a reclamar Gibraltar, de una forma serena pero manteniendo los criterios habituales del Palacio de Santa Cruz, que insisten en que se mantenga dicho territorio dentro de las listas de colonias con las que pretende acabar Naciones Unidas.

El ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, aprovechó su comparecencia ritual ante el Comité de los 24 de Naciones Unidas, en una ceremonia que se repite año tras año sin grandes consecuencias, para dar su versión de lo que viene ocurriendo a propósito de lo que Gibraltar reclama como aguas territoriales en torno a la Roca: 'Nosotros estamos sufriendo constantes invasiones de nuestras indiscutibles aguas por parte de la fuerza paramilitar española conocida como Guardia Civil. Estas incursiones han sido una constante durante años', afirmó Picardo, que se remontó a sucesos del año 2009.

Desde su punto de vista, tratarían de dar apoyo a los pescadores que desean faenar en dichas aguas contraviniendo leyes locales de protección ambiental, amparadas en la directiva comunitaria Habitats y en base al argumento de que no existen tales aguas jurisdiccionales porque no se contemplaron en el Tratado de Utrecht. Al margen de poner la lupa sobre dicho anacronismo, ya que en 1713 no existía dicho concepto, Picardo constató que esas millas de jurisdicción le fueron reconocidas durante una convención celebrada en 1982 por parte de Naciones Unidas y conocida como Montego Bay. A su juicio, las incursiones marítimas del referido Instituto Armado no sólo rompen el espíritu de dicha convención, sino las actitudes de buena vecindad que debiera regir entre ambos territorios: 'Cada uno de los ministros principales de Gibraltar que se ha dirigido a Naciones Unidas ha retado a España a que lleve su insostenible argumento sobre las aguas en torno a Gibraltar a cualquier organismo asesor del Tribunal Internacional de Justicia o del Tribunal para la Ley del Mar, las dos instancias que tienen jurisdicción para determinar tales disputas. En lugar de eso, España prefiere enviar a su fuerza paramilitar de la Guardia Civil contra los agentes de la Policía de Gibraltar y de la Royal Navy'.

En su argumentación, sin embargo, no introdujo ninguna reflexión a propósito de los vertidos contaminantes que se han producido durante los últimos días en esas mismas aguas en disputa, a partir de buques que fondean en Gibraltar para evitar las tasas portuarias de Algeciras.

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