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España se desmarca de las políticas europeas de copago

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El copago es una fórmula para que el usuario del Sistema Nacional de Salud (SNS) contribuya económicamente a una parte del coste de los servicios sanitarios que recibe, más allá de la financiación indirecta que hace con sus impuestos. Los partidarios de esta medida subrayan que en el SNS ya existe el copago, porque los ciudadanos (a excepción de los jubilados) pagan parte del coste de sus medicamentos. En la mayoría de los países de la UE existen fórmulas de copago para los medicamentos, aunque según un informe del Centro de Estudios Andaluces, éste nunca es el instrumento privilegiado de financiación para garantizar la fiabilidad del sistema sanitario.

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En Alemania, existe el copago sobre fármacos y servicios sanitarios. Así, desde 2003, el paciente abona 10 euros por la primera consulta ambulatoria del trimestre, aunque quedan eximidas las consultas relacionadas con programas preventivos y las pediátricas.

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En Francia también se paga un porcentaje de cada servicio sanitario, que se puede abonar directamente tras la consulta o mediante una aseguradora que contrata el usuario. Además, desde 2007, el paciente paga 0,5 euros por cada lote de medicamentos y dos euros si requiere de una ambulancia. El próximo abril, Francia reducirá la cobertura estatal de los medicamentos considerados de baja utilidad terapéutica; aportará el 15% de su coste.

Los italianos, por su parte, abonan también un porcentaje del coste de las consultas médicas, en este caso 40 euros por cada consulta con un especialista.

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En Portugal, los beneficiarios de la Seguridad Social pagan una tasa máxima de cinco euros por prestación médica. Los máximos niveles de copago se dan en la sanidad de los países nórdicos.

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