Este artículo se publicó hace 13 años.
ETA se resiste a quedar marginada del futuro político de Euskadi
Teme que su tregua se interprete como un primer paso hacia el fin definitivo de la violencia sin obtener nada a cambio
El segundo aniversario del último atentado mortal de ETA sorprende a la banda en pleno debate interno sobre su futuro, según coinciden todos los análisis políticos y policiales. Las dudas sobre cuánto tiempo le queda a ETA tal y como se ha conocido hasta ahora y qué porcentaje de la organización ha asumido que ya es momento de poner fin a su historia de violencia es un debate que, por prudencia, no sale de esos círculos. La única conclusión clara es que esa decisión trascendental sigue en el aire. La banda, añaden las fuentes consultadas, se debate entre el deseo de recuperar la influencia que tuvo en la política vasca y española y la realidad de los límites que le
impone haber perdido la batalla con su anterior brazo político, contrario a recuperar la estrategia violenta. En este contexto se sitúan las últimas averiguaciones de los servicios de información, que han detectado en recientes documentos incautados el temor de ETA a que en la izquierda abertzale se distorsione el mensaje que quiso enviar con la tregua, una propuesta dirigida a abrir una nueva negociación con el Estado y, en ningún caso, el primer paso para un abandono definitivo de la violencia sin contrapartidas políticas.
Reestructuración internaAl tiempo que respeta los términos de su tregua -cese en los atentados y en la extorsión a empresarios-, la banda terrorista continúa inmersa en su proceso de reestructuración operativa. Iniciado en febrero de 2010, el plan pasa por un nuevo diseño de organización que reduce a apenas 60 el número de militantes en Francia y suprime los distintos aparatos, creando una estructura más compacta a salvo de los golpes policiales.
En este proceso se sitúa la detención en Francia de Iñaki Domínguez Atxalandabaso el 17 de junio. El terrorista regresaba en tren de Italia con material electrónico para fabricar bombas por valor de 10.000 euros. Por la ropa interior sucia que llevaba en la maleta, el etarra habría pasado al menos doce días en el país transalpino.
Por otra parte, ETA aún no ha superado el esquema de negociación del anterior proceso, que ella misma rompió con sus exigencias de autodeterminación y territorialidad. Ahí se enmarca la reciente insistencia de supuestos emisarios de la banda en contactar con la Fundación Henri Dunant, con sede en Suiza, que auspició las conversaciones con el Gobierno en 2006. El Ejecutivo, sin embargo, no se ha cansado de repetir que ese esquema no se volverá a reproducir, menos aún con el PSOE ya enfrascado en la campaña electoral que desembocará en las elecciones generales del 20 de noviembre.
Esta situación de stand-by ha tenido su reflejo en las cárceles. ETA tardó casi un año en recuperar su canal de comunicación con los presos, tras la desarticulación en abril de 2010 del aparato de abogados encargados de transmitir las órdenes. La banda ha vuelto con un mensaje aparentemente alineado con los últimos pasos de la izquierda abertzale y en contra de las soluciones individuales de reinserción, ya que su salida, asegura, será negociada. Ante las especulaciones sobre un posible anuncio de calado de la banda, las citadas fuentes políticas y de la lucha antiterrorista coinciden en que este no puede llegar sin que se haya producido ningún cambio en la política penitenciaria -incluso la decisión del Tribunal Constitucional sobre la doctrina Parot se ha postergado a septiembre- y con la legalización de Sortu aún pendiente de la decisión de los magistrados.
La indiferencia generalA sus ya crónicos problemas operativos y a la pérdida del timón de la izquierda abertzale, ETA debe enfrentarse a la indiferencia general, tanto en Euskadi como en el resto de España. El pasado miércoles se publicaba el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas. El efecto Rubalcaba rebañaba tres puntos a la ventaja del PP en intención de voto. Al día siguiente, ni un titular aludía a ETA. La organización terrorista ocupaba el noveno lugar entre los motivos de preocupación de los españoles, alcanzando un mínimo histórico de 4,8, el más bajo desde que el CIS comenzó a preguntar por ETA en 1984.
El pasado 9 de julio, Alfredo Pérez Rubalcaba, pronunciaba su discurso de proclamación como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno. No le dedicó ni una sola palabra a ETA. Fuentes de su equipo confiesan que hubo un único párrafo en el primero de muchos borradores, pero que en seguida se cayó cualquier referencia. Por una parte, consideran "demasiado obvio" para los españoles el balance de la gestión de Rubalcaba en Interior. El segundo motivo que aducen lo dejó claro el CIS esta semana: los ciudadanos tienen otras preocupaciones.
Tanto en el PSOE como en el PSE se esfuerzan en explicar que la cuestión de ETA "está amortizada". Y mientras Ru-balcaba ofrecía su discurso en Madrid, un cartel colgaba del Ayuntamiento de San Sebastián: "ETA ez, ETA no". Nada nuevo, si no fuera porque en el despacho que hasta hace poco ocupaba el socialista Odón Elorza ahora hay un independiente de la izquierda abertzale, el espectro político y social que ha estado detrás de la banda desde su nacimiento, mañana domingo hará 52 años.
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