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ETA subsiste en Francia con apenas sesenta militantes

Intenta blindarse con una estructura más pequeña y compacta

 

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La amenaza que ha traído de cabeza al Estado durante medio siglo mengua. Y no sólo en cuanto a su capacidad de amedrentar, también en el número de personas que la integran. El último cálculo de las Fuerzas de Seguridad cifra en apenas 60 el número de miembros de ETA que actúan en territorio francés. Una de las dos razones es ajena y contraria a su voluntad: las continuas detenciones y su casi nula capacidad de reemplazo. La otra es estratégica: reorganizarse en una estructura más pequeña y sin compartimentos con la que superar la tormenta que vive desde el atentado de la T-4.

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En este proceso de reestructuración, iniciado en febrero de 2010, ubican los expertos los últimos movimientos de la banda en Francia. Uno de los indicadores de la actividad en el país vecino, el robo de coches, se ha duplicado durante el primer trimestre de 2011 en relación al año pasado. Además, la banda está moviendo su material a escondites más seguros. Eso hacían Oier Gómez y Jone Lozano cuando esta última fue detenida el 21 de marzo. Su compañero huyó, pero en la carrera se dejó una bolsa con 54.000 euros. La suerte de Gómez acabó, sin embargo, tres semanas después. Tras escapar a un control y disparar a un gendarme fue detenido junto a Itziar Moreno. En el coche se encontró un bidón vacío. La Policía cree que la pareja se dirigía a un zulo.

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El proceso de reorganización arrancó en febrero de 2010

La reunión que mantenían Alejandro Zobaran y Mikel Oroz cuando fueron detenidos cerca de Bélgica en marzo se ubica en este proceso de reorganización. Ambos dirigían las tareas militares y logísticas, aunque la reestructuración que sigue ETA ha acabado definitivamente con los tradicionales aparatos. Sólo el político goza de cierta autonomía respecto al resto de la estructura. Al frente de este aparato, intacto desde octubre de 2009, las Fuerzas de Seguridad sitúan ahora a Iratxe Sorzabal y David Plá, el joven que leyó el comunicado de enero. Ambos integrarían el actual comité ejecutivo, el Zuba, junto a Izaskun Lesaka y, probablemente, algún otro etarra por identificar.

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Con este blindaje del aparato político se vincula la recuperación del Zutabe, el boletín interno que ETA no era capaz de editar desde 2007. Su sola publicación es interpretada por los expertos como el intento de lanzar un mensaje interno de autoridad y de que la banda todavía tiene algo que decir en el proceso de metamorfosis que vive la izquierda abertzale. Es el temor a un divorcio definitivo con las bases el que guía los tímidos pasos de la dirección de ETA en el camino del "proceso democrático" apoyado por la gran mayoría de los militantes de Batasuna, según el análisis que maneja el Gobierno.

En él se enmarcan los últimos movimientos al otro lado de la frontera

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A partir de estos informes, elaborados siguiendo la documentación incautada a la dirección de ETA, Interior mantiene el cálculo de que un 10% de militantes expresó su deseo de dejar la violencia durante la asamblea que siguió a la ruptura del proceso de paz. Los partidos políticos vascos, sin embargo, creen que la mayoría de ETA ya está a favor de echar el cierre definitivamente.

Las Fuerzas de Seguridad también han detectado en los últimos meses el abandono de Francia probablemente con destino a América Latina de un grupo de militantes. Lo enmarcan en la decisión de resistir con los mínimos efectivos.

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Sólo el aparato político goza de autonomía respecto al resto del grupo

A principios de 2010, el entonces jefe, Mikel Carrera, Ata, pretendía sacudirse la presión policial en Francia trasladando la base logística a Portugal y Catalunya. El descubrimiento del taller de bombas cerca de Lisboa y la detención de Faustino Álvarez cuando entraba en Catalunya arruinaron el último gran plan operativo de ETA. La banda decidió entonces detener su actividad "ofensiva", aunque lo mantuvo en secreto. Ata fue detenido en mayo y, en septiembre, sus sucesores anunciaron que se encontraban en tregua desde hacía seis meses, vinculando su decisión al "proceso democrático" abierto en Euskadi.

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Pero la reorganización ha vivido desde entonces importantes contratiempos. Al arresto de sus responsables (Ata, Zobaran y Oroz) se ha sumado la pérdida de su comando más peligroso, el Otazua, y la pérdida esta semana de la sucursal de explosivo en el interior, que funcionaba hacía una década. Sus responsables, el comando Erreka, se reunieron en Francia con los liberados Iñaki de Reta y Javier Goyeneche el pasado septiembre, ya en periodo de alto el fuego.

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