Este artículo se publicó hace 17 años.
Exige una rectificación tras ser dada por muerta desde 1996
Por un error de la Administración, que la dio por muerta, el Estado amenazó a sus hijos con quedarse con la casa de la 'difunta'.
Victoria Gámez Reyes murió el 8 de diciembre de 1996, hace casi 11 años. Pero ayer se tomó un café con Público en Sevilla. Su cara no era cadavérica ni le salían gusanos por las orejas. Al contrario. Venía de la peluquería y acudía a la cita con un luminoso tinte azul sobre su cabeza. "Perdonad el retraso, pero es que me pusieron un color muy gris y no me gustaba", se excusa una mujer de carne y hueso maquillada para la ocasión.
Tras la historia de esta malagueña de nacimiento y sevillana de adopción no se esconde, sin embargo, ningún fenónemo paranormal, sino un "error brutal" por parte de la Administración, que la da por muerta. "En mayo, mis hijos recibieron una carta del ayuntamiento que ponía que yo había fallecido, y si no se presentaban, la casa se la podía quedar el Estado. Pero yo estoy viva, ¿no?", se pregunta Victoria mientras muestra el documento firmado por la Gerencia de la Agencia Municipal de Recaudación. "Esto sí que es grande", susurra un señor que recarga la máquina de frutos secos del bar.
No hay partida de defunción
En su carpeta, Victoria, de 63 años, también tiene el papelito con la lista de llamadas telefónicas realizadas desde que comenzó la odisea: "Del Ayuntamiento me pasaban al Catastro y de ahí a Madrid, pero nadie me solucionaba nada". Hasta que un día se cansó y fue a pedir su partida de defunción. "Le dije al funcionario, al ver que no la encontraba, que dejara de buscar porque la muerta era yo", dice riéndose.
Lo extraño del caso, además, es que Victoria estaba bien muerta para dejar la herencia pero muy viva para pagar recibos, como lo certifica uno de los muchos que lleva en una bolsa con unos zapatos de tacón "por si la foto es de pie": 82,14 euros en contribución con fecha 5 de junio de 2007. Menos mal que sigue cobrando la pensión.
Lo único que le gusta del embrollo es la fecha que la Administración eligió para matarla: "El 8 de diciembre es la fiesta de la Purísima y el día que conocí a mi marido, que enviudó antes que yo pese a morirse antes". Dionisio falleció el 3 de marzo de 2000.
La reclamación
Un camarero interrumpe la charla. "Pero si eres Victoria, íntima amiga de mi hermana", le dice antes de salir de detrás la barra para darle un beso. Una prueba más de que esta mujer no es ningún fantasma. Ésa y el móvil, que no para de sonar. "Le puedo atender en un rato, que tengo que ir al banco", responde.
Lo que pide ahora es un documento firmado en el que conste que "todo es un error" y que el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), la reciba. Pero Victoria no cantará su nombre hasta 2017, que es cuando debe renovar el DNI.
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