Este artículo se publicó hace 13 años.
El experimento Badalona
El PP intenta ocupar el espacio en disputa con las nuevas formaciones de extrema derecha de perfil xenófobo. García Albiol defiende el principio de preferencia de los vecinos en las ayudas sociales
A caballo del debate entre izquierda y derecha, la cuestión de la inmigración hierve con más o menos visibilidad como una clave de la campaña. En Catalunya, tres fuerzas políticas de perfil xenófobo compiten con la ambición de tomar posiciones en ese espacio de nadie que tiende a crecer a medida que la crisis se ceba en los sectores más populares y desprotegidos de las ciudades.
El invento principal es Plataforma per Catalunya, creada en 2002 en Vic y liderada por el concejal Josep Anglada. Con sólo 20 años, el líder de PxC ya militaba en las filas de Fuerza Nueva, el partido de extrema derecha creado durante la Transición por el antiguo procurador franquista Blas Piñar. Anglada rozó el acta de diputado en el Parlament el 28-N y aspira ahora a dar el gran salto en el territorio municipal, donde ya dispone de 17 concejales. Las ciudades de Vic (4), El Vendrell (4) y Cervera (2) son las más significativas.
Nada nuevo bajo el sol. Este fenómeno se vive desde hace décadas en algunos de los países más civilizados de Europa y vuelve a aflorar con intensidad. Los vientos xenófobos recorren el continente desde Finlandia hasta el sur de Francia y animan la tentación populista y autoritaria.
La presión de PxCCon más de 200.000 habitantes y un rico sustrato social tejido por la integración de varias generaciones de inmigrantes, Badalona se ha convertido en el gran laboratorio donde el PP experimenta la defensa del territorio amenazado por PxC y otros satélites (Partit per Catalunya y Vía Democràtica). Nada sustancial diferencia esta ciudad de muchas otras de su perfil y tamaño, pero con una renta de partida de 7 concejales sobre 27 y una expectativa de voto al alza, el candidato del PP se ha convertido en la auténtica punta de lanza del ensayo.
El concejal Xavier García Albiol exhibió el lunes su arsenal dialéctico en un tenso debate radiofónico organizado por la Ser con el alcalde y candidato socialista, Jordi Serra. El público reunido en el auditorio del museo municipal se sumó a la pelea con insultos y gritos, en un apunte muy revelador de la pasión existente por la bronca y el trazo grueso.
García Albiol no se prodiga a mencionar las siglas del PP y se presenta como una persona con las ideas claras, "que es lo que la gente quiere". Alguien capaz de reconocer los problemas con nombres y apellidos-volvió a estigmatizar a los "gitanos rumanos", ciudadanos de pleno derecho de la UE, por otra parte, como foco principal de inseguridad e incivismo-y decidido a aplicar soluciones."Yo no quiero abandonar las personas a su suerte", dijo Albiol, a quien Jordi Serra acusó de instrumentalizar y espectacularizar la inmigración con fines electoralistas. "Los ciudadanos de Badalona le darán una buena lección", aventuró en tono muy severo el alcalde, que en ningún momento le cruzó la mirada.
Pero no es sólo espectáculo. Albiol defensa literalmente "que las ayudas sociales deben priorizar para los vecinos de Badalona" y añade que "no puede ser que personas de fuera vengan a delinquir y, encima, tengamos que darles ayudas sociales". Esta sentencia cerró un tenso intercambio sobre becas de comedor, plazas de guardería y, en fin, los problemas de desestructuración social que Albiol atribuye sin tapujos a la nueva inmigración.
La preferencia nacionalLa idea del candidato pertenece al tronco común de la extrema derecha xenófoba y su doctrina de la preferencia nacional-local, en este caso-ante los recién llegados. Es decir, "los otros". Este principio, que inspira el catecismo del Frente Nacional de Le Pen desde 1985, defiende que se reserven las subvenciones y se priorice el empleo para los nacionales y se nieguen las ayudas a los que no tienen la nacionalidad del país de acogida. He aquí la naturaleza del fantasma que tenemos delante.
Una vez más, el PP utiliza un lenguaje directo y crudo para hablar de los problemas. "Badalona es un polvorín", dice Albiol. Suena excesivo, pero es cierto que la filtración de direcciones y datos confidenciales de pacientes hospitalarios, algunos de ellos menores de edad, para el buzoneo electoral revela prácticas más allá de la ley. El comité de campaña de ICV de Badalona presenta hoy una denuncia sobre el caso, que se suma la agitación que reina en el laboratorio.
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