Este artículo se publicó hace 14 años.
Ferran Adrià revela que El Bulli pierde medio millón al año
Comparte con Pujol hasta qué punto la cocina exporta la marca de Catalunya
Ser el mejor cocinero del mundo no es garantía de ganar dinero. Ferran Adrià explicó ayer que El Bulli, pese a las tres estrellas Michelin y la fama internacional, pierde dinero como restaurante. En concreto, medio millón al año, según admitió el cocinero en un desayuno con el ex president de la Generalitat Jordi Pujol.
Las cenas a unos 200 euros que se sirven en su decena de mesas no cubren los gastos de un establecimiento que cerrará puertas a finales de 2011. Pero ello no implica que El Bulli como marca sea deficitario. Adrià explicó que hace 15 años que pasa y que lo recupera con otras iniciativas relacionadas con la marca a la que da nombre el restaurante de Roses. "No soy millonario, tengo una vida normal", explicó.
Adrià lamentó que España y Catalunya, a diferencia de lo que por ejemplo hace Francia, no promueva de forma decidida la cocina como elemento de internacionalización o atracción de capitales.
Pujol, que durante sus 23 años de gobierno no mostró interés por los proyectos de Adrià ni la gastronomía más allá de promover escuelas de hostelería, secundó esta vez las tesis del cocinero.
Adrià afirmó que cuando cierre el restaurante, tendrá más tiempo para dedicarse a innovar y atender a peticiones sociales de todo tipo que ayuden, entre otras cosas, a dar a conocer la singularidad de Catalunya y su cocina. Uno de sus proyectos es crear una fundación que lleve el nombre de su restaurante, donde habrá 25 becados, varios de ellos catalanes.
Presiones anticatalanasPujol lamentó las dificultades de Catalunya para proyectarse al exterior con normalidad. Juzgó que, al no tener un Estado, la forma más eficaz de hacerlo es con el Barça o a través de personalidades como Ferran Adrià o el jugador de baloncesto de los Lakers Pau Gasol.
El dirigente nacionalista indicó que para proyectarse, hay que volver a hacer las cosas bien a nivel colectivo pero aseguró que a menudo hay poderes fácticos que lo impiden. Citó el caso de un motociclista al que sus patrocinadores no permiten mostrar la bandera catalana o las "presiones" de la Casa Real y el Gobierno para que algunas personalidades escondan su catalanidad.
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