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Con Franco perdíamos mejor

ANÍBAL MALVAR

Madrid ha hablado. En el abasto electoral no se voceaba nada fresco. Ni siquiera el contraoficialista Tomás Gómez, que cuando se puso a vender rosas se dio cuenta de que no quedaba stock: todas las rosas socialistas adornan hoy los floreros de los bancos.

Esperanza se multiplica aún perdiendo 50.000 votos (3%). Gallardón se deja 120.000 (14%). Son muchos en el contexto de la operación hostia total contra el PSOE.

La derecha madrileña se nos vuelve, por lo tanto, más derecha. La lideresa dejó dicho en 2008: 'Franco hacía políticas socialistas'. Así que el PP de Madrid votó más Valle de los Caídos y menos centrismo prêt-à-porter. Pobre Gallardón.

Esta derecha radical está calando en toda España (ay, Asturias), y uno piensa que a la fachería sin complejos sólo se puede enfrentar una izquierda sin complejos, no en plan quemar unas cuantas iglesias y tal, sino enarbolando un ideario más radicalizado que garantice al obrero su quimera. No es tan difícil. La quimera del obrero se limita hoy a un trozo de pan por día y un pisito arrabalero.

Zapatero, ese al que recibió la juventud en 2004 al grito de 'no nos falles', nos ha fallado. Se travistió neoliberal en cuanto atisbó la sonrisa colmillera del banquero, y ha arrastrado con su cobardía a muchos buenos alcaldes, concejales y presidenciables socialistas.

Pero, lo que es peor, ha empujado a la derecha hacia la ultraderecha de Aguirre, Álvarez-Cascos o León de la Riva. Le toca mover pieza a la izquierda real, sin gemelos de oro. El reloj corre. Y, españoles, Franco ha vuelto.

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