Este artículo se publicó hace 16 años.
Garzón decidirá si se abre la fosa de García Lorca
Los familiares de los fusilados junto al poeta exigen al juez una orden de exhumación
El juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, tendrá la semana que viene en sus manos la posibilidad de esclarecer cómo fue el asesinato del poeta y dramaturgo español más reconocido, Federico García Lorca. Los descendientes de Dióscoro Galindo y Francisco Galadí, dos de las tres personas que yacen junto al poeta (el tercero no tiene familiares), van a exigir al juez la exhumación de la fosa.
"Es la última salida que nos queda", razonó ayer Nieves Galindo, nieta de Dióscoro, el maestro republicano de Pulianas (Granada) enterrado junto a Lorca en el barranco de Víznar. Para apoyar la petición, ha preparado documentación que certifica que su abuelo está en el municipio de Alfacar. Fernando Magán, abogado de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, cree que es un asunto público y dice tener "el convencimiento" de que Garzón llevará adelante el proceso.
La familia del poeta se oponeNo es la primera vez que los descendientes de los fusilados junto al autor de Yerma intentan recuperar los cuerpos. Siempre han encontrado la oposición de la familia García Lorca que argumenta respuestas de todo tipo. El sobrino del poeta, Manuel Fernández Montesinos, declaró a Público que la postura de la familia "es la misma antes o después de la ley" de la Memoria Histórica. "Puede abrir la puerta definitiva del olvido", dice la versión oficial de la familia, expresada por Laura García-Lorca de los Ríos, sobrina nieta y portavoz familiar.
Tampoco es la primera vez que un familiar de un represaliado del franquismo consigue exhumar el cuerpo de su antepasado por vía judicial. El único requisito es que haya documentación que asegure que el cuerpo esté en un lugar concreto. En el caso de Dióscoro Galindo, Francisco Galadí y Joaquín Arcollas (el cuarto enterrado junto a Lorca) no existe partida de defunción. Tan solo hay una anotación al margen en una lista en la que aparece un aspa en el nombre de Federico García Lorca que dice: "Falleció en el mes de agosto de 1936 a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra". Sin embargo, numerosos testimonios acreditan lo sucedido.
Gran parte de la documentación ha sido recuperada por el historiador irlandés Ian Gibson, autor de El hombre que detuvo a García Lorca, Ramón Ruiz Alonso y la muerte del poeta (Editorial Aguilar, 2007). El hispanista se enteró ayer de la intención de Nieves Galindo. "Para mí es una cuestión de Estado. No es bueno para nadie que no se sepa todo sobre la muerte del poeta". Gibson cree que la exhumación de la fosa, cuyo punto exacto descubrió él, sería fundamental para aclarar como fueron las últimas horas de Lorca. "Estoy seguro de que lo torturaron y lo machacaron", afirma.
Bulos en Granada
La reconstrucción eliminaría muchos bulos que circulan por Granada desde hace décadas. Uno de ellos explica la postura de la familia del poeta. El rumor dice que décadas después del fin de la Guerra Civil, la familia de Lorca llegó a un acuerdo con el régimen de Franco para recuperar el cuerpo y enterrarlo en la Huerta de San Vicente, hogar familiar de los García Lorca en Granada.
"Es que no hablamos de un desconocido, hablamos de una de las figuras más importantes de la historia de España. Es una vergüenza que cualquier Gobierno lo mantenga ahí", denuncia Gibson.
Lo cierto es que la sombra del nombre de uno de los autores más traducidos de la literatura española oculta el dolor de la familia de sus compañeros de fosa. "Les hemos dicho que lo hacemos de manera privada, sin medios de comunicación, pero ni por esas", lamenta la nieta del maestro.
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