Este artículo se publicó hace 14 años.
Un grupo de víctimas se encierra para denunciar la falta de apoyo
En la concentración en contra de la Violencia de Género del jueves en Madrid, cuatro mujeres gritaban: "¡Seguimos estando solas, nos quitan a nuestros hijos!". Ayer, estas madres que han perdido (o están a punto de perder) la custodia de sus niños se encerraron en el local de Izquierda Unida La Tercera, en Madrid, para denunciar que no encuentran apoyo ni en la Justicia ni en las instituciones.
Lucía (nombre ficticio) lleva siete meses sin ver a su hijo. Después de denunciar a su ex pareja por malos tratos, una jueza de violencia de género concedió la custodia del niño al padre. "Mediante un informe de mi psicólogo y dos entrevistas telefónicas a mis padres, la psicóloga y la educadora social del juzgado concluyeron que proyecto a mi hijo el miedo que yo tenía a mi padre", contó Lucía. Aunque el informe no lo cita explícitamente, esta conducta, el rechazo del hijo hacia el progenitor, ha sido acuñada como Síndrome de Alineación Parental (SAP). Aunque ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni ninguna comunidad médica legal reconoce este trastorno, varios jueces le dan credibilidad.
Laura Nuño, catedrática de Género en la Universidad Rey Juan Carlos, denuncia que el SAP se aplica como una sintomatología médica cuando, en realidad, es un recurso legal. "Es la madre quien tiene que demostrar que no hay SAP y al padre ni se le estudia", afirma. Además, no existen terapias médicas en contra de este supuesto síndrome, sino una única terapia legal, que consiste en separar a los niños de las madres. "Las mujeres están desprotegidas y los niños quedan en una situación desvalida", añade Nuño.
"¿Quién es la víctima ahora?", se pregunta Lucía, quien dice haber recibido de psicólogos, educadores y abogados especializados en violencia de género "el mismo trato que le daba su ex pareja".
Otra de las mujeres que se han encerrado como forma de protesta, Gema (nombre ficticio), denuncia que el personal que trabaja en violencia machista está "deshumanizado porque invisibilizan el maltrato y remiten informes a los juzgados llenos de mentiras".
Gema todavía recuerda el día que le comunicaron que su ex pareja había pedido el cambio de custodia. "Experimenté el mismo terror que cuando denuncié los malos tratos", asegura.
Las cuatro mujeres que desde el jueves pasado viven en La Tercera remitieron sus quejas al entonces Ministerio de Igualdad y a varios organismos autonómicos. Hartas de "no ser escuchadas", explican, decidieron unirse y aprovechar el encierro para invitar a expertos que, hasta el domingo, darán conferencias sobre violencia de género.
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