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"Hay que llenar la independencia de contenido social"

El candidato de la CUP-Alternativa d'Esquerres a la presidencia de la Generalitat, David Fernández, lamenta que la izquierda haya perdido 'profundidad y compromiso'. En los primeros días de campaña, la formación i

AITOR LAGUNAS

Los cuatro escaños logrados por Solidaritat Catalana en las elecciones de 2010 sorprendieron por la juventud de la formación (registrada aquel mismo verano) y la diversidad de sus promotores (Joan Laporta, ex presidente del FC Barcelona, y los rebotados de Convèrgencia, Alfons López Tena, y Esquerra, Uriel Bertran). La coalición, surgida tras la manifestación en contra de la resolución del Estatut, supo aprovecharse de la fase terminal en la que se encontraba el tripartito y, a rebufo de un pacto fiscal que consideraba insuficiente, obtuvo una representación parlamentaria histórica.

Dos años después, el escenario político ha mutado. El debate nacional se ha extendido con fuerza, hasta el punto de arrastrar a CIU a colgarse una estelada al cuello y convocar unas elecciones plebiscitarias. Pero también la crisis, auspiciada por la política de recortes del Gobierno y el Govern, ha desgastado el bolsillo y la moral de los ciudadanos.

Mientras la derecha parece cómoda haciendo malabarismos con esta dualidad (CIU esconde la crisis con la bandera y el PP esconde la bandera con la crisis), una formación independentista y de izquierda traza su primer camino electoral en unos comicios autonómicos con un lema de lo más ambicioso: 'Ho volem tot (Lo queremos todo)'. Se trata de la Candidatura d'Unitat Popular (CUP), una fuerza creciente en el ámbito municipal -actualmente cuenta con más de 100 concejales-, con orígenes en 1986 y cuyas políticas pivotan sobre dos ejes: el nacional y el social. Desde que oficializó el gran salto, la CUP no ha dejado de escuchar la misma pregunta entre el sector independentista: '¿Y por qué ahora?'. Una inquietud que tiene mucho que ver con el fracaso de una coalición independentista unitaria y el recuerdo de cómo SI y Reagrupament hicieron la guerra por su cuenta en 2010. Aunque parezca un juego de palabras, la unidad nunca ha cuajado entre los partidos secesionistas.

'No somos ninguna seta que haya surgido de la nada. Tampoco nuevos independentistas como CIU. Si nos hemos planteado participar por primera vez en unas elecciones autonómicas es porque nos encontramos ante un momento histórico donde hay que hacer frente a muchas emergencias', asegura a Público el candidato de la CUP-Alternativa d'Esquerres a la presidencia de la Generalitat, David Fernàndez. No utiliza el plural en balde. Al contrario que la Asamblea Nacional Catalana, que sugiere abrazar el independentismo desde cualquier ideología, la CUP no entregará un cheque en blanco en su anhelo secesionista: 'Nosotros ponemos al mismo nivel la emergencia nacional que la emergencia democrática que atraviesa la sociedad'. Dicho de otra forma: 'hay que llenar la independencia de contenido social'.

La fórmula con la que pretenden hacer llegar su ideario responde al nombre de 'democracia radical'. El candidato de la CUP, por si acaso, intenta rebajarle agresividad: 'A pesar de que se haya estigmatizado, ser radical no significa nada más que atacar la raíz de los problemas. Que los responsables de la crisis o de la corrupción estén en la prisión, por ejemplo. Ser radical implica velar por la ética, la transparencia, la justicia social y la participación ciudadana'. Nacionalizar la banca, una auditoría popular y un referéndum vinculante en las principales leyes son algunas de las medidas que la CUP ha redactado, con la aprobación de sus militantes, en el programa electoral. 'Estamos orgullosos de ser radicales', remata Fernàndez, que en la carga policial contra los indignados de Plaza Catalunya de hace un año sufrió 13 policontusiones.

Con poco dinero y haciendo política de calle, la CUP-AE avanza con ilusión en su nueva aventura: 'No somos ninguna máquina electoral, nuestro proyecto nace de las clases populares y así queremos que se refleje durante la campaña'. Cuentan con el inestimable apoyo de Oleguer Presas (ex jugador del Barcelona y el Ajax), que cerrará la lista en Barcelona y con el que los huelguistas de hambre de Telefónica siguen agradecidos por su visita de hace unos días. Para Fernàndez, la presencia del ex futbolista tiene una importancia relativa: 'En la CUP no hay ni vedettes ni estrellas. Oleguer es un compañero de lucha desde hace muchos años, más allá de haber sido una figura mediática como futbolista. Le agradecemos su implicación, sobre todo porque nos permite romper el silencio de los que necesitan ser escuchados'. El lunes estuvieron con los trabajadores en huelga de autobuses de la TMB barcelonesa y, a lo largo de la semana, visitarán aquellos colectivos más perjudicados por los recortes, además de participar activamente en las manifestaciones de la huelga general.

'Somos la alternativa a una izquierda que dejó de ser profunda y comprometida. Queremos recuperar los viejos sueños de la democracia, rescatarla y devolverla al pueblo', asegura Fernàndez. En la misma línea se lamentaba la pasada semana el actor Sergi López en la emisora RAC1: 'ERC representa la izquierda de toda la vida'.Abiertamente anticapitalista, la CUP podría obtener -a tenor de una encuesta de la Generalitat- hasta tres diputados el próximo 25 de noviembre. De ser así, sus representantes renunciarán al 50 por ciento (unos 1.500 euros) del sueldo base de parlamentario autonómico.

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