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"Hay temor a que se repita lo del año pasado"

R.V.

Fue el peor incendio del año pasado. Hace 11 meses que los rayos de una tormenta eléctrica arrasaron casi 7.000 hectáreas en Aliaga, un pueblo de poco más de 400 habitantes en la provincia de Teruel. Ocurrió la última semana de julio. Durante siete días, los equipos de extinción trabajaron para controlar uno de los peores incendios forestales de las últimas décadas en la provincia, ante la impotencia de los vecinos de la zona, que veían cómo las llamas incluso llegaron a devorar sus casas y sus campos. Las autoridades evacuaron algunas poblaciones como La Zoma, La Cañadilla y Cirugeda.

'Después de la desgracia del año pasado es cierto que afrontamos el verano con la incertidumbre de que se pueda volver a repetir. Hay cierto temor porque un incendio así es tan imprevisible que es imposible de dominar', admite el alcalde de Aliaga, José López (PSOE). Aquellos fueron días de angustia que todo el mundo recuerda. Aquel fuego arrasó un total de 12.031 hectáreas, y también afectó a otras localidades como Ejulve y Montoro de Mezquita.

Ahora, después de las intensas lluvias caídas esta primavera, el monte está verde. 'Pero lo quemado es un desastre, da pena', relata López. Tanto es así, que muchos vecinos no han querido atravesar la carretera local que une Aliaga con Ejulve, para no ver el puerto de Majalinos completamente arrasado. Antes del incendio, los pinos y la vegetación acompañaban al viajero durante casi 20 kilómetros. Hoy el paisaje es de color negro y pardo. Los pinares se convirtieron en ceniza y el silencio se suma a un paisaje desolado. El ayuntamiento ha solicitado las ayudas a la Administración para reparar las infraestructuras locales, pero aún no las ha recibido. 'Sí han invertido dos millones de euros para adecentar el monte, crear balsas y abrir más cortafuegos', explica el alcalde.

Estos días, Aliaga celebra sus fiestas de San Juan. A sólo siete kilómetros de la verbena y las vaquillas, los restos de la tragedia forestal recuerdan que nadie está a salvo de una catástrofe natural.

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