Este artículo se publicó hace 13 años.
De hobby, expoliador de yacimientos
La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha detenido a 10 miembros de una misma familia que se convertían en expoliadores de yacimientos arqueológicos los fines de semana
De lunes a viernes acudían a sus trabajos como albañiles y comerciales, pero cuando llegaba el fin de semana se convertían en expoliadores de yacimientos arqueológicos. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha detenido en los últimos días a 12 personas, diez de ellas miembros de un mismo clan familiar, como presuntos autores de numerosos robos en al menos seis zonas de restos romanos y medievales de Castilla-La Mancha y el País Valencià. La operación Necrópolis ha permitido recuperar más de 9.000 piezas arqueológicas, en su inmensa mayoría monedas de gran valor histórico, que los arrestados tenían en sus domicilios listas para vender.
La investigación sobre el grupo se inició hace seis meses, después de que en un control rutinario la Guardia Civil detectase a varios de los ahora detenidos a bordo de un vehículo con diversos objetos antiguos que aparentemente acababan de ser desenterrados. A partir de ese momento, la UCO montó un dispositivo de vigilancia en torno a los sospechosos que permitió identificar a los diez integrantes del clan familiar supuestamente implicados en los expolios, así como a los dos intermediarios que adquirían las piezas saqueadas para revenderlas a coleccionistas numismáticos en mercadillos. Durante los seguimientos, los agentes observaron cómo, cuando se aproximaba el fin de semana, los miembros del grupo se reunían en un bar de la localidad valenciana donde vivían, Aldaia, para planificar sus salidas, a las que se referían en clave como “salir a pescar”.
Siempre de noche, acudían a yacimientos que no contaban con ninguna medida de seguridad y, al despuntar el día, rastreaban el suelo con ayuda de detectores de metales. Cuando pitaban estos artilugios, de los que se han incautado 13, sacaban picos y comenzaban a cavar. “Su objetivo eran monedas y otros objetos metálicos como puntas de flecha, y para conseguirlos no dudaban en destrozar ánforas y vasijas, tan valiosas o más que aquellas”, destaca uno de los agentes de la UCO.
De vuelta a casa, los saqueadores limpiaban el botín y concertaban una cita en otro bar de Aldaia con los intermediarios. Allí, en una mesa apartada, cambiaban las monedas por dinero en metálico. Por un denario romano de plata, los expoliadores recibían 50 euros. Los intermediarios pedían luego a los coleccionistas hasta 800 euros.
Los miembros del clan detenidos tenían ya antecedentes por hechos similares. Los dos intermediarios, sin embargo, nunca habían sido arrestados. Uno de ellos publicaba artículos sobre numismática antigua en revistas especializadas utilizando imágenes de las monedas expoliadas.
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