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Un hombre mata a su mujer delante de sus tres hijos

El presunto asesino se dio a la fuga después de apuñalar a su esposa

D. AYLLÓN

La siniestra estampa la descubrieron las dos niñas, de tres y cinco años, por la mañana: el cuerpo desangrado de su madre, Fátima E. F., de 39 años, yacía en el salón de la vivienda en la que residían, en el barrio madrileño de la Ventilla. La estancia estaba desordenada. Había manchas de sangre en las paredes y un charco junto al cadáver, cosido a puñaladas en el tórax, el abdomen y la espalda. La víctima, además, presentaba heridas defensivas en las manos. En el domicilio, ajeno a las circunstancias, se encontraba también el tercer hijo, de apenas 10 días.

Las niñas permanecieron junto a su madre hasta que, a mediodía, llegó a la casa una sobrina suya de unos 18 años, preocupada porque la víctima no había acudido a la cita que tenían acordada. Fue ella quien alertó a la Policía, a las 12.15 horas. Los servicios médicos llegaron poco tiempo después y calcularon, por el avanzado rigor mortis del cadáver, que la mujer podría haber muerto por la noche.

Una sobrina de la víctima encontró a mediodía su cuerpo sin vida

Víctima y agresor son marroquíes. El marido, Alí D., de 38 años, se entregó a la Policía a última hora de la tarde. Un conocido suyo llamó a la Policía por la tarde y aseguró haberle visto vagando por el barrio, por lo que se desplegó un dispositivo policial en busca del principal sospechoso del crimen. De confirmarse que se trata de un caso de violencia de género -el Grupo VI de Homicidios de la Brigada Provincial de Policía Judicial continúa con la investigación-, sería la mujer número 56 muerta a manos de su pareja en 2011.

De confirmarse, este año habrían muerto 56 mujeres a manos de sus parejas

Un centro de acogida de urgencia de la Comunidad de Madrid se hizo cargo del cuidado de las dos niñas, mientras que el bebé fue ingresado en el hospital de La Paz, con síntomas de hipotermia y deshidratación.

En su huida, el marido de la víctima dejó una ventana del domicilio abierta. En la parte trasera del edificio, quedó aparcado el coche, cubierto de polvo y barro, y con un abrigo y una bolsa llena de camisas, polos y pantalones de hombre en los asientos traseros, sobre las sillitas de las niñas.

El único testimonio que rompió la descripción afable del desaparecido que hicieron vecinos y comerciantes fue el de la farmacéutica de cabecera de la familia, Patricia Ferrán, quien asegura que Fátima se quejó, en repetidas ocasiones, del maltrato que recibía de su marido, aunque nunca llegó a presentar denuncia. En una ocasión, la mujer acudió con marcas de golpes en el cuello.

En el mismo barrio está el bar donde el desaparecido solía tomar infusiones con sus dos hijas, cuando salían del colegio. En la barra, clientes y camareros aseguran que Alí nunca bebía alcohol. Económicamente, el presunto agresor no se encontraba en una buena situación. El restaurante de kebab, que abrió al lado de su casa en 2010, cerró hace un mes y medio. Un familiar de de la víctima financió el negocio, pero Alí no logró sacarlo adelante.

Teléfono contra la violencia machista: 016

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