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Huracán González

El ex presidente contradice a Zapatero sobre la importancia del poder militar para el futuro de la UE

GONZALO LÓPEZ ALBA

Al paso que lleva, Obama acabará arrastrado por el lodo como los ídolos prematuros o convertido en objeto de discordia entre la izquierda y la derecha, que se disputarán su filiación, como pasó con Azaña.

'Y en esto llegó Obama...' fue el latiguillo que ayer usó Felipe González para apuntar un resplandor en el túnel de la crisis, por el que nunca se sabe si lo que viene es un rayo de luz salvadora o la locomotora que todo lo arrolla.

El que pasó ayer fue el ex presidente del Gobierno, que no tiene aparición en la que no deje caer algún reproche o enmienda a su sucesor, aunque sus pullas no pasan de pellizcos de monja si se comparan con las andanadas que dispara Aznar contra Rajoy.

Ante el Consejo del Partido Socialista Europeo (PSE), González reprochó a los gobernantes europeos su falta de reflejos ante la llegada de la crisis financiera. 'Durante meses se decía que no era un problema que concerniera a Europa. En mi propio país se decía también', afirmó el ex presidente, sin olvidar el recordatorio de que él ya avisó del 'casino global' a finales de los 90.

Además, echó por tierra la antinomia buenista enunciada la víspera por Zapatero para exponer su fórmula de recuperar la relevancia de la Unión Europea (UE). Donde el presidente dijo: 'Será fuerte si apuesta por más Europa y más política social, y será débil si basa su fuerza en la innovación financiera o en el poderío militar'; el ex presidente, sostuvo: 'Europa no será fuerte si no se toma en serio una política exterior y de seguridad'.

González llegó a la precisión de cifrar en 150.000 el número de soldados que debería tener un Ejército Europeo que actúe como fuerza de interposición, dando carpetazo a la subasta que se abre entre los países miembros para establecer su aportación militar en cada conflicto, en función de sus intereses geoeconómicos.

El programa del PSE se limita al planteamiento de 'reforzar la cooperación en materia de defensa, sin que ello afecte a las características de las políticas de seguridad y defensa de los Estados miembros a título individual. La nueva iniciativa de defensa europea debería desarrollarse en coordinación con la OTAN'.

González hizo la parodia de sí mismo al presentarse como 'el tonto que coordina el grupo de sabios' a los que, en 2007, el Consejo Europeo encargó reflexionar sobre el futuro de la UE en el horizonte de 2020. La tarea le apasiona como europeísta de primera hora, pero advirtió de que renunciará si recibe 'interferencias' o se le cambia la hoja de ruta.

El ex presidente, que sintetizó la debilidad de la UE en una 'pérdida de relevancia en el mundo y ante sus ciudadanos', subrayó la necesidad de recrear el 'círculo virtuoso' alcanzado tras la II la Guerra Mundial: un modelo de bienestar económicamente eficaz. También defendió como imprescindible una estrategia compartida con EEUU, tanto en seguridad como en economía.

Antes de despedirse, Felipe González dejó una llama de esperanza: quizás la crisis consiga 'que Europa reaccione'. Por los pasillos pululaba una duda: ¿Por qué el buenismo, que es lo que inculca todo padre decente a sus hijos, se convierte en pernicioso en cuanto se cruza la puerta del hogar familiar?

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