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Indignados: el porqué de la fatiga democrática

Los expertos analizan este novedoso fenómeno y los efectos pueden tener a medio plazo en la democracia

CAROLINA MARTÍN

La chispa encendida por la plataforma Democracia Real Ya (DRY) el pasado domingo, que llamó a los ciudadanos a salir de su apatía, ha prendido. Y de una manera tan inesperada y potente, que pocos se atreven a calibrar hasta dónde llegará el movimiento de regeneración democrática que persiguen los miles de jóvenes que acampan y se concentran en diferentes plazas españolas desde hace siete días.

Varias generaciones, pero con protagonismo indiscutible de los jóvenes, han quedado interconectadas al grito de protesta ¡Indignáos!, que ha popularizado Stephan Hessel a sus 93 años con la publicación de un opúsculo (algunos lo califican de panfleto) con ese título. Su objetivo central: los políticos y los banqueros.

Casi la mitad de los ciudadanos están insatisfechos con la democracia

Los expertos consultados por Público analizan la evolución de esta semana de movilizaciones, en la que el cabreo ciudadano ha aumentado día a día al grito de '¡No nos representan!', en alusión a los políticos, y '¡Lo llaman democracia y no lo es!'. Politólogos y sociólogos avanzan también las posibles consecuencias que estas protestas pueden tener para la democracia española.

El espíritu de esta protesta puede llegar a las elecciones generales

'Una de mis mejores alumnas de hace unos años estaba el domingo 15 de mayo en la Puerta del Sol. Es pasante en un bufete de abogados por 300 euros', relata la doctora en Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Irene Martín, que acudió a la cita en la capital acompañada de varios colegas y se sorprendió de ver allí a varios de sus otrora estudiantes más aventajados.

Este caso no es excepcional sino representativo del problema de los jóvenes españoles, que de sobra conocen la precariedad laboral. Y eso que son los afortunados, ya que la tasa de desempleo juvenil alcanza el 43% en España. 'Su situación es la peor de toda Europa, incluso peor que en Grecia', subraya la politóloga, que ha estudiado en profundidad la situación en ambos países.

Martín señala a los jóvenes como el grupo más relevante del Movimiento del 15-M y destaca dos rasgos de ellos: 'Pertenecen a organizaciones que no son muy conocidas y es gente que no estaba especialmente politizada'. En realidad, comparten una situación 'objetiva, calamitosa, que probablemente vaya a peor'.

Aunque las condiciones económicas son cruciales para explicar el fenómeno, no son las únicas. Para el profesor de sociología de la Universidad Complutense de Madrid Ignacio Sánchez-Cuenca, el malestar por la crisis es evidente: 'Las condiciones estaban claras desde mayo de 2010, cuando hizo el viraje en la política económica José Luis Rodríguez Zapatero'. Sin embargo, como verdadero desencadenante de estas muestras de descontento apunta a 'la percepción que tiene mucha gente de la impotencia del Gobierno para hacer frente a la situación'. La plataforma DRY critica que los ciudadanos sean vistos como 'mercancías por los políticos y banqueros'. En opinión de Sánchez-Cuenca, el Movimiento del 15-M está poniendo demasiado énfasis en la clase política cuando, en realidad, los gobernantes y los partidos tienen las manos atadas. 'Los gobiernos están incapacitados para dar una respuesta autónoma a la crisis que no venga dictada por la UE o Alemania', explica.

Una dependencia que, sin embargo, el politólogo Juan Carlos Monedero pone en cuestión. En estas movilizaciones, los indignados 'han lanzado el mensaje de No queremos pagar la crisis que han generado otros' con la idea clara de que sí hay alternativas. Se ha producido una ruptura de la rutina', apunta, remarcando que ha habido elementos que han agravado el cabreo de la gente como el ERE de Telefónica, o que los colchones anticrisis léase los 400 euros o incluso la prestación de desempleo se están agotando.

A mayores, el profesor de Ciencias Sociales de ESADE y exdiputado del PSC Toni Comin celebra este movimiento espontáneo. 'Era incomprensible que no hubiera una movilización. Es lo que esperábamos, una protesta orientada a denunciar los fundamentos del sistema'.

Una de las críticas del Movimiento 15-M se dirige de lleno contra el actual sistema democrático, donde la voluntad ciudadana ha quedado completamente desdibujada por los políticos'¡No nos representan!' es uno de los mensajes más repetidos, y el sistema de partidos. El catedrático de Ciencia Política y expresidente del CIS Fernando Vallespín resalta el carácter simbólico de la movilización y subraya que 'lo más relevante es que se haya producido porque hay unas deficiencias en el funcionamiento de la democracia, en la relación política-sociedad'.

Estos fallos se detectan en las encuestas. Desde hace más de un año, los políticos y los partidos son vistos por los ciudadanos como el tercer problema del país. Según el estudio del CIS del pasado mes de abril, un 21,5% de los encuestados tenía esa percepción. Tampoco parecen muy a gusto con la democracia. Un 47,1% de los consultados en noviembre de 2010 decía estar poco o nada satisfecho con el funcionamiento del sistema, un 12,3% más que en 2005. 'Los jóvenes ven a los partidos como unas estructuras que se guían por unos intereses que no responden a los de los ciudadanos', explica Vallespín.

Para Comín, estas movilizaciones demuestran la distancia con las instituciones clásicas partidos y sindicatos que son muy rígidas al estar profundamente integradas en la dinámica del sistema. 'Deberían expresar lo que convenga en cada momento histórico. Ahora, [partidos y sindicatos] tendrían que expresar un grado de antagonismo más potente con la actual situaciónporque la gente no se siente representada'.

El Movimiento 15-M supone que 'el cheque en blanco de cuatro años para los políticos tras las elecciones se ha acabado', anuncia Monedero, que apela a la rendición de cuentas horizontal que deberán empezar a hacer los políticos después del 22-M. Para el profesor titular de Ciencia Política de la UNED Jaime Pastor este movimiento, que se define apartidario, 'no es apolítico, la mayoría de la gente que se manifiesta pide otra política y otra izquierda'.

Los expertos consultados creen que los aires de las revoluciones en el mundo árabe han llegado a España. Pero con matices. 'Las propuestas más novedosas están viniendo del Sur', dice Monedero, que resalta que en la cabeza de la gente está lo que se ha vivido en el norte de África'. Para el politólogo de la Universidad Autónoma de Madrid Ignacio Criado el único punto en común entre ambos movimientos es el uso de las redes sociales. 'Han permitido aglutinar a grupos y personas muy variadas', sostiene, remarcando que eso es lo que ha permitido engendrar un movimiento como este en poco tiempo y en tantas ciudades de España y el extranjero.

Irene Martín, investigadora de la cultura política de los jóvenes, resta importancia a la posible similitud por el uso de Internet y diferencia claramente la situación de partida: 'Aquí hay democracia y allí, no'. No obstante, sí ve nexos entre ambos escenarios. 'Es más fácil que nos movilicemos cuando el mundo está más revuelto', explica. En este sentido, recuerda que España mira a El Magreb con mucha simpatía. De alguna forma, el resultado en estos países ha contribuido a que los jóvenes estén más predispuestos a salir a la calle.

Aunque es pronto para ver la proyección de este movimiento, aún incipiente, algunos de los expertos apuntan los posibles cambios a los que se verán abocados en los partidos tradicionales. 'Los partidos no tendrán más remedio que sacar lecturas', apunta Monedero.

Para Vallespín hay dos modificaciones que se producirán a medio plazo como consecuencia de 'la fatiga democrática' que parece existir en España, tal y como pone de manifiesto el Movimiento 15-M. De una parte, señala 'la reforma del sistema electoral por la vía de ampliar el Congreso hasta los 400 diputados que permite la Constitución' y de otra, 'la apertura de las listas' de los partidos políticos. El catedrático, sin embargo, advierte un peligro en la situación actual. 'Puede derivar en un populismo de izquierdas', apunta, reconociendo tres paralelismos: la desconfianza hacia las élites políticas, la apelación al pueblo y la simplificación o generalización de los problemas, de los políticos y de los partidos.

El dirigente de IU Fran Pérez, sin embargo, no ve esa condena a los políticos en general desde el Movimiento 15-M. De hecho, afirma no sentirse aludido por ninguno de los gritos que corean los indignados. 'Muchos de los manifestantes censuran las políticas neoliberales', tanto de los partidos que las defienden como de aquellos que las implementan.

Sin embargo, la atención no recae sólo en los partidos sino también en los sindicatos. El exdiputado autonómico Toni Comín confía en que 'estas movilizaciones sirvan de estímulo para que los actores institucionalesrecojan las demandas y se sientan más cargados de fuerza negociadora'.

Algo más escéptico se muestra el catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Valencia Pablo Oñate sobre el futuro del 15-M. 'Es fácil movilizar a la gente, pero difícil mantenerla activa'. Aún así, espera que las formaciones políticas tradicionales no hagan oídos sordos a esta llamada de atención que explotó la semana pasada : 'Harían bien en reaccionar y abrir los cauces de participación a los ciudadanos', señala.

A la vista de lo deslabazadas que resultan las propuestas de los diferentes grupos que han dado forma a este movimiento, los expertos dudan de su continuidad. Según el profesor de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) Ismael Peña 'o se genera un partido o será muy difícil que las formaciones tradicionales cambien las cosas'. De momento, algunos de los portavoces de la plataforma DRY se han mantenido prudentes al respecto, insistiendo en que es muy pronto. En este sentido, Comin remarca que 'la movilización espontánea, si no hay alguien que la canaliza, apenas consigue cambiar algo. Actúa de detonante, pero luego hace falta la mecánica'. Dada la fuerza que están alcanzando las acampadas y las concentraciones en España, Vallespín sostiene que el espíritu de este movimiento, previsiblemente, 'volverá a estar vivo en las próximas elecciones generales'. Esto no significa, aclara, que vayan a estar acampados ininterrumpidamente sino que habrá protestas puntuales'.

En esta dirección, Criado resalta el papel de las redes sociales: 'Si el debate continúa y se amplifica en estos canales, puede que tenga alguna influencia en las generales'.

El mundo on line: Seguimiento en la red

No sólo la convocatoria de la concentración del 15-M fue hecha por internet, que también ha hecho de foro de debate, sino que las movilizaciones han sido seguidas mundialmente por la red. 'Ante el vacío generado por el descrédito de los viejos canales, el protagonismo de los nuevos favorece la emergencia de otros actores que conectan con otras organizaciones', explica Ismael Peña.

Los medios off line: Más allá de las fronteras

Los medios tradicionales 'amplifican el movimiento', afirma Ignacio Criado. En un principio siguieron las protestas con cierta distancia, pero tras el desalojo del lunes en la Puerta del Sol empezaron a ganar espacio. También en los medios internacionales. Sánchez-Cuenca resalta que algunos mensajes son en inglés, para que los extranjeros recojan lo sucedido. 

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