Este artículo se publicó hace 12 años.
Inmigrantes quieren perder la nacionalidad española para retornar a sus países de origen
La salida de muchos extranjeros llegados hace años empieza a provocar un descenso demográfico notable
Juan José Téllez
La salida de España de muchos inmigrantes, acogiéndose o no a los planes oficiales de retorno, empieza a provocar un descenso demográfico notable. Sin embargo, incluso ya se están dando casos tan peculiares como el de algunos extranjeros que adquirieron la nacionalidad española y que desean renunciar a ella para poder acogerse a los incentivos de dicho programa: "Tengo referencias, al menos, de un par de estos casos. El programa incluye el pago de los billetes y se puede acceder a la capitalización del subsidio de desempleo, si eres extranjero. Así que muchos ecuatorianos y colombianos que accedieron a la nacionalidad española, quieren regresar y no se pueden acoger porque son nacionales españoles y algunos de ellos se han acercado a asociaciones o registros civiles para preguntar cómo se podía dejar de ser español".
Así lo narra Carlos Arce, profesor de Derecho Público y Económico, en la Universidad de Córdoba. El está convencido de que, más allá del descenso puntual de la inmigración marítima, "la crisis no sólo ha hecho bajar las entradas, sino que el saldo migratorio es negativo, como consecuencia de las salidas tanto de personas residentes en España como de los propios españoles que están saliendo fuera".
De hecho, a juicio de José Chamizo, Defensor del Pueblo de Andalucía, ya se están dando caso de albañiles andaluces que encuentran empleo clandestino en las obras que están exportando la burbuja inmobiliaria al norte de Marruecos. Desde la perspectiva de Arce, a la sazón coordinador del área de inmigración de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, el descenso de colectivos de inmigrantes en nuestro país se está haciendo notar en la comunidad colombiana, ecuatoriana, argentina o chilena: "Eso, sin lugar a duda, supone una conexión directa con la crisis".
Sin embargo, hay lugares en donde la tendencia parece invertirse, como es la ciudad de Algeciras, en donde durante los últimos años se registra un curioso fenómeno, el de marroquíes con papeles que antes residían en distintos lugares de la Unión Europea y del resto del Estado español y que ahora prefieren residir en el Campo de Gibraltar, cerca de su país de origen y de sus familiares al otro lado del Estrecho: "Vienen por aquí a buscar trabajo, con nacionalidad de distintos países comunitarios. Aquí mantienen las prestaciones y van y vienen porque la familia la tienen más cerca. Es gente con una historia larga de migración", afirma Encarna Márquez, portavoz de Algeciras Acoge.
"El incremento o el descenso de la inmigración por mar depende de los controles de Marruecos, más que de los de aquí. A la otra orilla, hay gente esperando para cruzar. Si hablamos de inmigración irregular, esta zona tampoco ha dejado nunca de ser lugar de tránsito para gente con documentación falsa, o paga dinero para pasar con pasaportes a los que les cambian la foto".
En otros casos, cambian las costumbres: "Vinieron para mandar dinero y ahora están recibiendo dinero de los lugres de donde vinieron -observa Encarna Márquez--. Suele ser gente que se quiere marchar y no tiene dinero para irse". Las asociaciones de inmigrantes y las pro-inmigrantes se enfrentan, como el resto de las ONGs, a un serio problema de supervivencia económica. De hecho, algunas tan veteranas como la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME) han tenido que cerrar sus sedes: "Estamos sin cobrar lo que se supone que tendríamos que haber percibido a comienzos del año pasado. A la Federación Acoge, la Junta de Andalucía nos debe más de un millón de euros de 2010 y 2011", denuncia Encarnación Márquez.
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