Años de crecimiento, años de polémica. Pero Julio Anguita (Málaga, 1941) no se retracta. Sigue censurando la 'vocación gregaria con el PSOE' que anida en IU.

¿Qué balance hace?

Quiero recordar el acta notarial de fundación de IU, que comienza hablando de la 'derechización' del PSOE y la voluntad de transformar la coalición en un proyecto estratégico. La historia de IU es intentar desarrollar consecuentemente ese proyecto y las dificultades internas que aparecieron para desarrollarlo. Pese a ello, pese a que dentro tuvimos a Nueva Izquierda -que contó con el apoyo del PSOE y CCOO- crecimos, desarrollamos proyectos que fueron asumidos por otras fuerzas (la supresión de la mili o las críticas a Maastricht).

¿IU es una fuerza maldita?

Le ha tocado a ella sola el debate de la izquierda. Me reafirmo en mi discurso de las dos orillas. Se ha visto que en el seno de IU hubo una pugna entre los que creímos que había que desplegar el proyecto fundacional y los que creían que debíamos ser la caja B del PSOE. Esos que firmaron la fundación negaron luego ese discurso. Todos los que intentaron cargarse IU están hoy en el PSOE. Todos han sido recompensados. El puzle encaja. Roma pagó a los traidores. Y luego sufrimos una campaña mediática brutal. De eso una fuerza política se resiente.

¿Qué aportó usted a IU?

Me siento orgulloso de haber acertado en la diagnosis de lo que supondría Maastricht, de que nos adelantáramos en temas de empleo, democracia, política energética, fijación de líneas claras con los sindicatos... Cuando he visto cómo ha seguido haciendo política el PSOE, cómo funciona la sociedad, la falta de ética y moral, me queda una satisfacción: mereció la pena. Volvería a hacer lo mismo.