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La izquierda se une al PSOE para aprobar el Impuesto de Patrimonio

La derecha se abstiene tras calificar de electoralista la recuperación del tributo y minimizar su impacto

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

El Congreso se debatió ayer entre dos refranes: 'a buenas horas, mangas verdes' y 'más vale tarde que nunca'. La idea, acuñada en la tribuna por el portavoz del BNG, Francisco Jorquera, resume las dos actitudes complementarias que determinaron el voto en el debate sobre la recuperación del Impuesto de Patrimonio.

En las puertas del 20-N y con el debate fiscal instalado en la precampaña, ninguna formación quiso materializar sus reparos en forma de rechazo. La abstención de la derecha de la Cámara entonando 'a buenas horas...' disimuló su rechazo a la reposición de este tributo, que se aprobó con el voto a favor del Partido Socialista y el resto de la izquierda parlamentaria.

Los conservadores juzgan 'anacrónica' la reactivación del tributo

'Porque es necesario, urgente, razonable y posible, pido su apoyo a este real decreto ley', apremió a la Cámara la vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, en su última intervención en el Congreso.

Entre acusaciones de electoralismo lanzadas a izquierda y derecha del PSOE, la resurrección del Impuesto de Patrimonio sumó el apoyo de PSOE, ERC, IU-ICV, BNG y Na Bai, que integró el bloque resignado al 'más vale tarde que nunca'.

Los socialistas despidieron con este espejismo de alianzas el último pleno de la legislatura, reeditando la unidad de izquierdas que sostuvo el primer bienio de Zapatero en el poder y que se desdibujó progresivamente hasta degenerar en ruptura definitiva.

El apoyo de ayer no supuso, en cualquier caso, una reconciliación. Ni siquiera el PSOE intentó cubrirlo con esa máscara. 'A cuatro días de las elecciones, el Gobierno resucita el Impuesto sobre el Patrimonio en un intento desesperado, tardío y mal planteado de repintar de rojo su maltrecha fachada progresista', asentó el portavoz de ERC, Joan Ridao, para evitar malentendidos.

El diputado republicano invocó el mal menor como razón de fondo para aceptar una reforma que, 'sin ser totalmente improductiva, es netamente insuficiente, de escasa eficacia recaudatoria y un parche electoralista, falsamente ideológico, disfrazado de impuesto para los más ricos'.

Con distintas articulaciones, el resto de la izquierda minoritaria se sumó a esta crítica. 'Es un colofón perfecto a su forma de gobernar llena de vaivenes', lamentó el BNG. La portavoz de IU-ICV, Núria Buenaventura, tiró de memoria para recordar el desafecto del PSOE hacia el tributo que ahora recupera, cuando acordó neutralizarlo en 2008 al considerarlo una 'imposición que agobia a las clases medias'. 'No, estas no son las clases medias', quiso atajar Buenaventura, igual que hizo poco antes el gallego Jorquera, cuando se preguntó 'en qué mundo vive' el que considera capas medias a quienes disfrutan de patrimonios superiores a 700.000 euros.

ERC acusa al Gobierno de 'repintar de rojo su fachada progresista'

'¿Cuál es el objetivo real de la reforma?', planteó la representante de NaBai, Uxue Barkos. El fin, esta vez, justificó los medios. Los mil millones de euros que recaudará el Estado, según calcula el Gobierno, valen el apoyo a la reactivación del Impuesto de Patrimonio, a juicio de NaBai a pesar de ser 'un gesto de estrategia preelectoral a la desesperada', como dijo Barkos.

El decreto aprobado por el Congreso recupera este tributo que grava el valor de los bienes de los contribuyentes sólo para los dos próximos años y la limita a los patrimonios que superan los 700.000 euros. Afecta por eso a 160.000 personas, encuadradas en la infantería de la clase media, según la derecha, y acomodadas en el generalato de los más pudientes, según considera la izquierda.

Esta dicotomía protagonizó el debate y presidió los argumentos de los partidos alineados en la abstención. 'El PP lamenta que cerremos esta Legislatura con un acto anacrónico, con un decreto que resucita un impuesto que el Gobierno retiró al entender que era ineficaz, ineficiente e injusto porque recaía sobre las clases medias. Esos argumentos siguen siendo válidos', defendió el responsable de Economía del PP, Cristóbal Montoro. 'Es momento de olvidarse de guiños electoralistas baratos para proponer un diagnóstico realista y unas reformas que conduzcan a la solución definitiva de la crisis', completó el diputado tintando su discurso de ambición preelectoral.

'La restauración del Impuesto de Patrimonio es poco seria, poco rigurosa y tiene gran dosis de demagogia, electoralismo, oportunismo y populismo, ya que pretende confundir a la sociedad y dividirla entre ricos y pobres', coincidió en la esencia el portavoz adjunto de Grupo Catalán, Josep Sánchez Llibre.

El PSOE aprovecha la abstención del PP para lanzarla contra Rajoy 

Desde el PNV, Pedro Azpiazu lamentó que la reforma fiscal propuesta y finalmente aprobada 'se haya pervertido y perdido parte de su potencial al convertirse en un arma electoral'. Equidistante entre el binomio PP-CiU y la izquierda, el Grupo Vasco basó su abstención en el carácter aislado de una 'actuación parcial y de menor entidad' que 'no puede implicar un retraso en el verdadero debate sobre la reforma del gasto público, del sistema tributario y la lucha contra el fraude fiscal', según explicó el parlamentario vasco.

'Las promesas de los candidatos electorales, a los programas electorales', proclamó la portavoz de CC, Ana Oramas. 'El país necesita una reforma fiscal y un impuesto sobre la riqueza, no demagogia', concluyó en la batería del Grupo Mixto. '¿Para qué es? ¿Para utilizar el BOE en campaña electoral? ¿Para que nos distraigamos? La gente merece un respeto', criticó la diputada de UPyD, Rosa Díez. 'Estamos ante una decisión electoral que busca reavivar el discurso de ricos y pobres más que eficacia recaudatoria', se unió desde UPN Sagrario Guinduláin.

'La cuestión es muy simple: si es oportuno que, ante la necesidad de reducir el déficit público, los ciudadanos con más riqueza contribuyan a aumentar nuestros ingresos', resumió al cerrar el debate la portavoz socialista de Hacienda, Montserrat Colldeforns.

Sancionada la reforma por la mayoría de izquierdas del Congreso, resucitada ayer como el propio impuesto, el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, utilizó los pasillos para lanzar la reforma contra el PP: 'No le gusta que los que más tienen paguen más, pero sabe que a los españoles sí les parece justo y por eso se ha abstenido'.

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