'Su España plural es un enunciado imposible'. Ya no hay parajes intermedios, ni vías abiertas al federalismo. El Tribunal Constitucional (TC) las ha segado de cuajo.

A partir de ese análisis, de la 'conclusión' de que España 'no quiere' a Catalunya y de que no vale un fallo de un TC 'carcomido por el partidismo', el portavoz de ERC, Joan Ridao, avanzó el siguiente salto ayer miércoles, en su turno durante el debate del estado de la nación: 'La mayoría optamos por poner el derecho a decidir en la agenda. Y este es el inicio de una transición tranquila y democrática hacia la independencia. Ese es el proyecto de futuro y de convivencia al que aspiran cada día más catalanes'.

Y lo que ha dado aire a esa conclusión fue la manifestación del pasado sábado, que 'marcará un hito', porque la 'crisis de primer orden' con el Estado servirá de 'oportunidad' para acabar con el autonomismo, apuntó.

Zapatero respondió de nuevo con la apelación a la 'racionalidad'. Recordó que él, como presidente, no puede 'avalar ni desautorizar' una sentencia, pero sí ser 'vehículo' para restañar las heridas provocadas al Estatut. Primero, repitió, es necesario 'ponerse de acuerdo' en qué dice el fallo, y luego 'movilizar iniciativas legislativas y políticas'.

Ridao usó como segundo argumento la 'liposucción ideológica' a la que se ha sometido el Gobierno, vadeando la crisis poniendo su 'oído derecho', cargando el esfuerzo en los débiles. Zapatero negó ese cambiazo y que se haya vuelto un 'halcón antidéficit'. Simplemente, adujo, hay que llevar la deuda pública a un 'límite razonable' para no quebrar la solvencia de España.