Este artículo se publicó hace 15 años.
Jordi Moreras: "Las entidades marroquíes en Catalunya están ligadas a lo político"
Antropólogo de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. Especialista en inmigración marroquí, acaba de publicar 'Actores y representaciones. El asociacionismo de Origen Marroquí e
Quiénes son, qué hacen y con qué objetivo. La secretaría de Inmigración de la Generalitat de Catalunya ha publicado el estudio Actores y representaciones. El asociacionismo de Origen Marroquí en Catalunya del antropólogo Jordi Moreras. El 28,7% de los marroquíes que viven en España están en Catalunya, desde 1981 hasta hoy, se han creado 298 asociaciones. Moreras arroja luz sobre algunas dudas.
Ayer este diario publicaba un artículo en el que se afirmaba que Catalunya tiene la mayor comunidad islámica de toda España. ¿Por qué los marroquíes han preferido venir aquí?
Esto es una consecuencia de los flujos migratorios. El objetivo de ellos era llegar a Europa pero cuando Europa, a finales de los sesenta, empezó a cerrar fronteras, los marroquíes se fueron quedando en Catalunya.
¿Qué papel ha jugado la religión en el tejido asociativo marroquí?
Un papel muy importante. La mitad de las entidades que aparecen en el estudio son de vocación religiosa. Pero, ¿esto quiere decir que la religión continuará jugando un papel importante? En los últimos años han aparecido entidades que tienen un carácter más sociocultural: el tema amazigh, el tema de la mujer. La religión va perdiendo importancia pero continúa siendo el eje vertebrador.
Dices que hemos tenido un problema de etnocentrismo al creer que los marroquíes no se asociaban.
Durante mucho tiempo había la percepción de que los marroquíes no tenían cultura asociativa, lo cual no es verdad. Lo que pasa es que no tenían entidades socioculturales.
¿Qué relación tienen estas entidades con Marruecos, con el Majzen –el entorno del rey–?
Este es un tema muy delicado. El conjunto de asociaciones marroquíes en Catalunya ya se han encontrado con la política, no pueden quedarse al margen de lo político. No son capaces de desligarse de la influencia política de su país ni de la de aquí. Unos y otros intentan atraerlos para después conseguir apoyos políticos.
¿No quieren desligarse de una cultura que adolece de falta de democracia?
Algunas entidades, sobre todo porque los promotores procedían del Rif [zona del norte de Marruecos con un pasado con aspiraciones independentistas], querían desvincularse del control de Marruecos. Entonces estaba la AMICAL (1981), ligada al consulado, pero empezaron a aparecer otras entidades religiosas que no querían saber nada del consulado. Es una paradoja porque conforme el colectivo se ha ido estructurando y han ido apareciendo más entidades, esa independencia se ha visto en crisis: la influencia de los ámbitos oficiales ha sido más fuerte. Es decir, como el gobierno catalán ha considerado a algunas de ellas como interlocutoras [de la comunidad] se han ido oficializando.
¿Eso es malo?
No, lo que es malo es la monitorización. Si, por ejemplo, hay una entidad religiosa que quiere monitorizar todo el Islam en Catalunya, es malo.
La diferencia es que España es una democracia y Marruecos no lo es.
Y eso cambia las formas de coacción. De hecho, yo no diría que los partidos de nuestro país coaccionen pero sí condicionan. Se generan nuevas lealtades, esto es evidente, lealtades que a veces representan la ruptura con el país de origen y, a veces, son adhesiones a determinadas formas políticas de nuestro país. En los próximos años veremos si el colectivo puede estructurarse en función de estas presiones porque en estos momentos el grado de autonomía que tienen estas entidades difícilmente se puede desligar de lo político.
¿Se nota la falta de cultura democrática en ellas?
En los primeros tiempos existían formas que reproducían esa cultura política no democrática, autoritaria, muy marcada por la veneración de la figura del líder pero, progresivamente, se van viendo intentos por salir de esta manera de hacer. Existe un proceso de influencia de nuestra cultura política hacia estas entidades. Ahora bien, el personalismo caracteriza a todas las entidades sean inmigrantes o no lo sean. Las nuevas entidades, las que se han formado en los últimos cinco años, empiezan a expresar una forma asociativa que difiere bastante de las primeras entidades e intentan funcionar bajo otros parámetros.
¿La comunidad marroquí se siente representada por los líderes de estas entidades?
Hay una parte del trabajo en la que se entrevista a técnicos municipales y muchos explican que su nerviosismo por encontrar a gente [a interlocutores], ha hecho que se equivoquen y que pongan esperanzas en gente que luego no ha cumplido. Por ejemplo, hay entidades de mujeres marroquíes que se crearon con fórceps porque se consideró que el interlocutor, el imán de la mezquita o quién sea, no era el adecuado. Pero no funcionó. Por lo tanto, nosotros también somos bastante responsables de todo esto. Además, existe una falta de masa asociativa. Hay que diferenciar la voluntad de una serie de personas con buenas intenciones del colectivo. Y cómo se posiciona el colectivo frente a estas entidades es la clave. Y esto no acaba de funcionar nunca demasiado bien. Es la caja negra.
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