Este artículo se publicó hace 17 años.
"Una legislatura viva y de cambios"
Zapatero centra en la política social, la extensión de derechos y la economía el foco del balance de su Gobierno
Viva y de cambio. Las dos expresiones utilizadas por Zapatero para su autocomplaciente balance de legislatura pueden ser compartidas por todos, aunque por distintos motivos. Rajoy compartirá que ha sido viva porque no ha ganado para sobresaltos y porque este presidente, tan imprudente para él, no ha parado de abrir frentes. Desde la Memoria Histórica a la reforma de los estatutos.
Para Zapatero, amante de la democracia deliberativa, ha sido viva porque rechazó acuerdos estables y prefirió pactar ley a ley y moción a moción. También pueden atestiguar que ha sido viva los dos portavoces parlamentarios que ha tenido el PSOE y el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Fran Caamaño, y su eficaz equipo que han sufrido en cada votación, siempre en el alambre. Y, por supuesto, la definición de viva encaja en la de "dura y ruda" que hizo Manuel Marín para la posteridad. En el PSOE se ve como valentía y arrojo, lo que desde el PP es imprudencia e inanidad.
En la parte de cambio también habrá unanimidad. Desde el PSOE se considera que se han aprobado leyes como la de matrimonio homosexual, la de Dependencia, la de Igualdad o la de Violencia de Género que han cambiado España.
Los ‘otros' cambios posibles
El PP coincidirá en lo del cambio, pero con nota opuesta. Dirán que ha cambiado el concepto de consenso y parte del modelo de Estado con las reformas de estatutos. Incluso, por buscar puntos comunes desde la evidente distancia entre ambos, el propio Zapatero reafirmó ayer que ha cambiado la idea de consenso y que éste sólo debe referirse al acuerdo constitucional.
A su favor juega que el PP viró su posición y, desde el rechazo a los cambios estatutarios, llegó a impulsar reformas con entusiasmo, de tal forma que, cuantitativamente, ha habido más acuerdos que desacuerdos. O sea, que de seis estatutos nuevos, sólo uno, el catalán, se ha hecho sin pacto entre PSOE y PP.
Obviamente, el presidente dedicó la mayor parte de su intervención de ayer a los tres capítulos sobre los que más puede presumir: política social, extensión de derechos y datos macroeconómicos. Orilló incumplimientos obvios de su programa como el de Justicia. Empezando por el olvidado compromiso de que cualquier proceso judicial no duraría más de dos años y continuando con la gran mayoría de las leyes de reforma de la Justicia que han quedado atascadas en el Congreso.
En la larga intervención inicial de Zapatero hay una novedad evidente que define la legislatura y su cambio: por primera vez no incluyó referencias a la lucha antiterrorista. En los tres primeros años la palabra paz era la más repetida de sus discursos y él mismo se encargó de situar el proceso de paz como principal prioridad.
Reconocimiento de errores
Ahora ha cambiado de política, admite como uno de sus dos grandes errores su triunfalismo de hace un año y ayer sólo habló de ello cuando fue preguntado y lo hizo para responder con una obviedad sobre ANV y reiterar que "no hay expectativas de diálogo con ETA". La obviedad es que nadie irá a las elecciones sin cumplir la ley. Eso le sirve para salir del paso, pero es imposible de rebatir, por obvio y porque su contrario sería tan absurdo cómo: "Irá a las elecciones quien incumpla la ley".
Zapatero lanzó dos jarros de agua fría a sus electores: sobre el canon y sobre el aborto. En lo primero porque lo defendió a pesar de que afecta a su teórico caladero de votos, con internautas y nuevos electores. Osea, los del "pásalo". Y en el aborto porque cerró la puerta a la reforma como no había hecho nunca. Una cosa es evitar incluirlo en el programa para dirigirse al electorado de centro y otra dar ese portazo a la izquierda y al feminismo.
Eludió lo de la limitación de mandatos, escarmentado del error que cometió Aznar al anunciarlo. De hecho, muchos dirigentes del PP, empezando por el ex presidente, han admitido desde el 14-M que fue un error estratégico, aunque Rajoy, inexplicablemente, vuelva a cometerlo ahora.
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