Este artículo se publicó hace 15 años.
Libertad vigilada para los asesinos de Maores
Dos menores salen del centro hasta que el fallo sea firme
La sentencia era categórica y no dejaba lugar a la duda sobre la culpabilidad de los acusados. El juez de menores condenó a Sergio, de 15 años, y Luis, de 14, por el asesinato de Maores, una compañera de clase que tenía 14 años. Y el fallo, además, rozaba la pena máxima: cinco años de internamiento y tres de libertad vigilada para Sergio antiguo novio de la víctima y autor material del asesinato y cuatro años y nueve meses de reclusión y tres años de libertad vigilada para Luis, quien acompañó a éste la noche de los hechos.
Hoy mismo, menos de un mes después de la sentencia, ambos abandonarán los centros donde estaban internados y volverán a sus casas. Su salida en libertad vigilada se debe a que la Ley del Menor fija un máximo de nueve meses de internamiento para los penados cuya sentencia no es firme. Este plazo se agotaba este viernes, por lo que su regreso al centro deberá esperar al fallo definitivo de la Audiencia de Barcelona, que podría tardar meses en pronunciarse.
Acuerdo del fiscalLa decisión de que regresen a su casa fue consensuada por el Juzgado número 3 de Menores de Barcelona, la Fiscalía de menores y las defensas.
El fiscal Juan José Márquez había solicitado que al régimen de libertad vigilada de los menores se les prohibiera acercarse al entorno de la víctima y tuvieran tan sólo permisos para abandonar el domicilio durante una hora al día, previa autorización judicial. Sin embargo, tras constatar que los padres de ambos han cambiado de lugar de residencia, el fiscal entendió que los condenados no se encontrarían cerca del lugar donde vivía Maores.
Tratamiento personalizadoLa juez dictó la prohibición de que Sergio y Luis se acerquen a menos de 500 metros del domicilio de la familia de la víctima y al colegio al que la niña acudía, además de su obligación de comparecer cada quince días en el juzgado. Los dos menores deberán someterse también a tratamiento psicológico, y se designará un educador que se encargue de realizar un programa de rehabilitación personalizado que sirva de continuidad al tratamiento que ya habían recibido en el centro donde han estado internados hasta hoy.
El crimen de Maores tuvo lugar la noche del 1 de noviembre en Ripollet (Barcelona), cuando Sergio acuchilló a la menor en un descampado próximo al hogar de ésta. En el juicio esgrimió que "oía voces" que le instaron a cometer el asesinato.
Luis, por su parte, adujo que cuando acompañó a su amigo en la noche de los hechos "no sabía" qué iba a ocurrir. En la condena fueron claves dos correos electrónicos que se intercambiaron. En uno, Sergio decía que tenía que matar a la niña. En otro, le indicaba que, si no moría, la próxima vez emplearía "una barra de hierro".
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