Este artículo se publicó hace 13 años.
Más sangre, sudor y lágrimas
El pleno de hoy es una oportunidad que no debería despreciarse
Si la intervención del presidente del Gobierno en el pleno extraordinario de hoy no es la última de la legislatura, al menos puede ser, si se excluyen las dos sesiones de control parlamentario del Gobierno en septiembre, la penúltima.
En este último caso, Zapatero optaría por despedirse pocos días antes de firmar la disolución de las Cortes, aprovechando la convalidación del decreto-ley que aprobará el Consejo de Ministros del 26 de agosto. Un decreto que, entre otras medidas, prevé ampliar el plazo de la prestación de 400 euros que perciben, bajo ciertas condiciones, aquellos trabajadores en paro que ya no cobran el seguro de desempleo.
Gallardón pide pactos para afrontar los "sacrificios" que se avecinan
Y, sin embargo, el pleno de hoy es una oportunidad que no debería despreciarse. Mejor dicho: si se limita a la defensa de las medidas del nuevo decreto-ley será un pleno sin pena ni gloria. Zapatero, en cambio, debe presentar un informe a la Cámara sobre los últimos episodios de la crisis de la deuda en la eurozona.
No hay que olvidar que en el origen de este pleno hay una petición del Partido Popular, que contó con el respaldo de casi todos los partidos, para que el presidente del Gobierno compareciera a fin de informar sobre la situación en los mercados y las medidas adoptadas en Europa. Cabe recordar que el Banco Central Europeo (BCE) cambió su criterio, ante la gravedad de la ofensiva de los mercados contra Italia y España en pocas horas, y se vio obligado a comprar deuda pública de ambos países para reducir el desorbitado diferencial (prima de riesgo) con Alemania.
Una explicación necesariaDebe haber un debate sobre las nuevas amenazas de la crisis mundial
El Gobierno, pues, no puede presentar hoy el decreto como una prueba de que "hace sus deberes" sin una amplia y profunda explicación de lo que ha ocurrido en este mes de agosto y sobre las nuevas amenazas que emanan de la crisis mundial (desaceleración en la Unión Europea y posible recesión en Estados Unidos).
Ayer, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, dijo que la gravedad de la crisis en curso "no tiene parangón con nada ocurrido hasta ahora". Y fue bastante más preciso: "Ni siquiera con 1996, cuando Aznar llegó al poder y marcó la entrada en el euro como uno de los objetivos de cara a la estabilidad futura del país".
Ya a finales de marzo pasado, el alcalde explicó cuál sería la propuesta del PP. "Mariano Rajoy pedirá a todos los españoles que se aprieten el cinturón al menos durante cinco años. Y estoy convencido de que los españoles sabrán apreciar esa exigencia de austeridad que el Gobierno tendrá que aplicarse y esa adopción de medidas, probablemente algunas no muy populares pero absolutamente necesarias".
Ahora ha dado un paso más: "Se necesita un pacto con los partidos políticos, con los agentes sociales y directamente con la sociedad. Hay que hablarle con verdad, decirle la gravedad de la situación y las medidas, los sacrificios, que tendremos que adoptar para superarla".
Más sangre, sudor y lágrimas. Más, mucho más, sí. ¿O es que no las ha habido ya con los recortes salariales y sociales y con una tasa de paro del 21%?
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