Este artículo se publicó hace 15 años.
La mayoría de Batasuna pide el fin de la violencia
Crece el sector partidario de una "estrategia eficaz basada en otras formas de lucha". Un grupo de ex presos defiende que la "actividad armada" ya no permite avanzar a la izquierda abertzale
El amplio sector de la izquierda abertzale ilegalizada proclive al final de la lucha armada por parte de ETA y a impulsar un proceso de paz definitivo ha comenzado a encajar las piezas en el puzzle. Durante los últimos meses, la corriente favorable en Batasuna a definir una "estrategia eficaz", por vías políticas, ha ganado fuerza en el debate interno ante los más ortodoxos y, además, se ha encontrado con un factor externo favorable para seguir avanzando en esa línea: el apoyo de un grupo de ex presos de ETA convencidos de que ha llegado la hora de parar.
El proceso de reflexión abierto en la izquierda abertzale no está ni mucho menos en una fase final y, evidentemente, cualquier atisbo de pacificación en el futuro pende de un fino hilo que ETA puede romper deliberadamente en cualquier momento. No obstante, y según varias fuentes conocedoras de la situación consultadas por Público, mientras el debate en Batasuna avanza en la línea de fijar "nuevos modos de lucha", de forma paralela un grupo de ex presos ha mantenido reuniones para reflexionar "sobre los efectos que hoy tienen las acciones de ETA en la construcción nacional de Euskadi".
"El debate avanza respetando todas las sensibilidades", dicen en BatasunaSin condenasEl sentir mayoritario que se ha palpado en esos encuentros, celebrados en San Sebastián y en comarcas guipuzcoanas como Deba y Urola, es que las "acciones armadas" ya no surten el efecto deseado. Como es previsible, estos ex reclusos no realizan, en absoluto, su análisis en términos de condena y censura a ETA.
La idea básica compartida por la mayoría de ex presos radica en la aceptación de que la sociedad vasca ha cambiado y que, si bien la "lucha armada" tuvo un sentido estratégico en el pasado, ahora hay que apostar por otras vías para seguir avanzando en la consecución de los objetivos políticos históricos de la izquierda abertzale.
Está por ver la influencia que pueda tener este posicionamiento de ex presos entre los miembros de ETA aún encarcelados, sus familias y las propias bases de Batasuna, pero indudablemente este colectivo tiene un plus de legitimidad ante sus ojos, incluso ante la propia banda terrorista.
"Chávez no actúa como Allende. Las revoluciones han cambiado", añadenTambién es cierto que ETA no ha tenido reparos, en algunas ocasiones, para negar legitimidad a Batasuna cuando en su seno se han alzado voces cuestionando algunos atentados. El reproche de la banda en tales casos es, en esencia, que sus militantes sacrifican sus vidas con muerte o cárcel, mientras que los miembros de Batasuna no se la juegan por igual.
Sobre el papel, y según las fuentes consultadas por Público, este colectivo de ex presos podría tener cierta influencia en las decisiones que tome ETA. No ocurre lo mismo con miembros de la banda aún encarcelados y que han sido expulsados por la dirección etarra tras haber cuestionado los atentados.
Superar el bloqueo"Si les ha expulsado, evidentemente, no les va a tener en cuenta", dice un interlocutor de la izquierda abertzale, en alusión a la política penitenciaria del Ministerio del Interior, basada en concentrar sólo a los miembros disidentes de ETA para presionarla. Es el caso de Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros; Valentín Lasarte; Francisco Mujika Garmendia, Pakito; Carmen Gisasola, Lourdes; Iñaki Arakama, Makario, y José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, entre otros, que se encuentran en la cárcel de Zuera, en Zaragoza.
Entretanto, el debate en Batasuna prosigue por distintos cauces. Según las fuentes consultadas en su seno, en los últimos meses "ha cogido fuerza" el sector que defiende una estrategia eficaz que permita superar, por vías políticas, la situación de bloqueo actual, como consecuencia de la Ley de Partidos, retomar el pulso político, lanzar un bloque soberanista y, finalmente, impulsar otro proceso de paz, en un plazo aproximado de dos años.
El reto es llegar con los deberes hechos a 2011 para poder participar en las elecciones forales y municipales, las más significativas tradicionalmente para la izquierda abertzale, y evitar así el riesgo de una fuga de sus bases a Aralar.
Arnaldo Otegi está convencido del camino a seguir para ello. Días atrás, preguntado sobre el proceso de reflexión anunciado por ETA, dijo esperar que "esté a la altura de las circunstancias". "No sé en qué términos se da esa reflexión, pero nosotros planteamos con claridad que a partir de otoño hay que empezar a sentar las bases para una clarificación estratégica y relanzar un proceso democrático", manifestó.
El sector creciente que cuestiona la violencia argumenta que los cambios vividos tanto en la sociedad vasca como en la política de Europa y del resto del mundo obligan a buscar ya otras "formas de lucha". Según explicó a este diario un interlocutor de Batasuna conocedor del debate, "los procesos revolucionarios de hace 30 años eran distintos a los actuales. El proceder de Salvador Allende no es como el seguido hoy por Hugo Chávez y Evo Morales. Las estrategias que antes no eran efectivas ahora sí lo pueden ser y viceversa".
También apuntó que el debate en Batasuna avanza poco a poco, "respetando todas las sensibilidades", para dar los pasos necesarios de "forma consensuada sin que nadie se quede en el camino". La discusión va más allá también de las consecuencias que tiene la estrategia militar de ETA hoy en día. "Nuestro planteamiento no es la resistencia ante la Ley de Partidos. Hay que avanzar. El quid de la cuestión es ver cómo activar otras formas de lucha para evitar que el Estado asimile política, social y culturalmente Euskal Herria", concluye la misma fuente.
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