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La mayoría de las plazas ya son historia

Catalunya ha convertido los ruedos en equipamientos

E. ESCRICHE / M. MORELL

La tradición taurina ha ido perdiendo fuelle en Catalunya poco a poco y desde hace años. En las comparecencias parlamentarias para debatir la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que quiere prohibir las corridas en Catalunya, los mismos taurinos pedían a los diputados que dejaran morir la fiesta 'en paz'.

Con el descenso del número de espectadores, las plazas han ido cerrando. Algunas han sido derruidas y otras, rehabilitadas. Sin ir más lejos, la segunda plaza más importante de Barcelona, Las Arenas, cerró en 1977. Actualmente el edifico está siendo rehabilitado para albergar un centro comercial y lúdico. La antigua plaza lleva años en obras y aún no tiene fecha de inauguración, pero su metamorfosis está cargada de simbolismo. La plaza conserva el aspecto exterior tradicional y en el interior alberga unas instalaciones de última generación.

En el otro extremo, la plaza de toros de Olot es la más antigua de Catalunya. Fue construida en 1859 y sólo abre una vez al año para acoger el encierro que se celebra durante las fiestas de la ciudad, las del Tura. La última corrida se celebró en abril de 2005.

La mayoría de las demás plazas gerundenses se han convertido en equipamientos. El terreno donde estaba la de Sant Feliu de Guíxols alberga desde julio de 2005 la estación de autobuses. Fue demolida en mayo de 1998, 32 años después de su construcción y ocho después de su última corrida. La de Girona empezó a derribarse el 28 de julio de 2006. Actualmente se está construyendo la nueva sede de la Audiencia de Girona, junto a viviendas y aparcamientos. Sólo tres meses después de la de Girona, se demolió la de Lloret de Mar donde están a punto de terminar las obras de un centro comercial, una plaza pública, un aparcamiento y los nuevos vestuarios para el campo de fútbol. En 2004 acogió la última corrida.

El Ayuntamiento de Figueres ha decidido transformar su plaza en un complejo deportivo. El consistorio ha sido el único que ha optado por mantener el perímetro del recinto para que los vecinos no olviden que la ciudad tuvo una plaza de toros.

La plaza de toros de Tarragona ni siquiera se llama ya así. En septiembre, durante la fiesta mayor de Sant Magí, se estrenará como espacio de conciertos con una actuación y bajo el nombre de Tarraco Enarena. Se ha celebrado ya el concurso biannual de castells y puede acoger desde acontecimientos deportivos hasta congresos gracias a su cobertura.

Los inevitables hallazgos arqueológicos romanos y otras desviaciones de la obra han provocado un sobrecoste del 50% a los 17 millones de presupuesto. Curiosamente, está preparada por acoger muchos formatos de espectáculo, pero no corridas de toros. Por ejemplo, no se han rehabilitado ni los toriles, ni la enfermería, ni la tradicional capilla. 'Acataremos la decisión que tome el Parlament, es decir, que si se prohíben las corridas no se harán estas obras pendientes', dicen desde la diputación.

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