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"Sólo me presentaré si puedo ser determinante"

A medio año de las elecciones, el presidente del Barcelona sopesa la posibilidad de ser candidato a la Generalitat

JOSEP CARLES RIUS/FERRAN CASAS

Es presidente de un club de fútbol que aspira a remontar un 3-1 al Inter para cumplir el sueño de la final del Bernabéu. Pretende también consolidar su modelo de club apoyando una candidatura continuista ante unas elecciones que se presentan complicadas para sus aspiraciones.

Y, para colmo, estudia presentarse a la presidencia de la Generalitat con una apuesta nacionalista que incomodaría al establishment.

Joan Laporta, todo energía, habla en Público del fin de una etapa y del inicio de la próxima.

Hasta ahora ha medido los tiempos para pasar del fútbol a la política. Todo el mundo da por hecho que se presenta y los partidos ya calculan el impacto de su llegada. ¿Se ha decidido?

'La mayoría de la gente es independentista, pero piensa que, a la hora de la verdad, no podrá ser'

La verdad es que no. Estoy en un proceso de reflexión: Catalunya no puede dejar pasar la ocasión de poner sobre la mesa el debate sobre el Estado propio. En este momento, el encaje en España por la vía autonómica es manifiestamente imposible después de 30 años de no conseguirlo.

La incompetencia del Tribunal Constitucional que vemos estos días no hace sino incrementar esta sensación. A ello hay que añadir que el país nos lo están matando porque hay una situación inaudita de expolio fiscal.

La única vía que nos dan es vivir una realidad virtual que nos hace creer que somos un país normal hasta que nos estrellamos contra la realidad con cosas como la imposibilidad de que las selecciones catalanas compitan oficialmente. Nos queda la independencia, un camino que no hemos probado. La mayoría de la gente es independentista, pero piensa que, a la hora de la verdad, no podrá ser. Y yo les digo: '¡Intentémoslo!'

Sin Estado propio estamos muy limitados en el contexto global, más cuando el Estado español no juega a nuestro favor. Es una cuestión de eficiencia y de dignidad.

Le preguntábamos si se ha decidido y si, en cualquier caso, es usted la solución.

No he decidido nada, pero he hecho cosas para estudiar cómo recibiría el país mi paso a la política activa. Estoy acabando de evaluar cómo está la situación de madura para poder hacer una propuesta que apueste por un Estado catalán.

¿Entonces sólo se presentará si tiene posibilidades de ganar?

Si me presento es porque pienso que puedo conseguir mi objetivo. Pero, ¿qué es ganar, en política? Es un mndo que no conozco mucho y me da respeto. En cualquier caso, lo más relevante no es que yo me decida, sino que los catalanes nos decidamos a dar un paso hacia el Estado propio.

¿Qué es ganar?

Hombre, sería tener una mayoría en el Parlament. Ya hablaremos de si es o no una utopía. La otra posibilidad es ser determinante para que los objetivos y el fin que pretendemos con un nuevo partido se lleve a cabo condicionando la política del Govern. En todo caso sólo me presentaré si puedo ser determinante.

'Sé que los éxitos del Barça me generan un prestigio que puedo perder en la política'

Eso último es lo que ha intentado ERC durante siete años.

Comulgo con el nacionalismo de CiU y ERC; en temas sociales y de inmigración soy más bien progresista y a nivel económico defiendo la economía de mercado y el fomento de las capacidades. Debe plantearse abiertamente el tema de la independencia y el problema es que si lo hace CiU pierde votos de su facción más moderada y si lo hace ERC no tiene éxito, se ha visto con el Tripartito.

Hay un espacio huérfano, de un independentismo que nadie se ha tomado en serio y que debemos articular de forma profesional y consecuente. Esto puede ayudar a que la fragmentación del catalanismo se resuelva y a que creemos un frente catalán para ir a una en temas de país. Que no se haya conseguido ya es responsabilidad de los partidos nacionalistas y del catalanismo en su conjunto.

Siempre pasan por delante los intereses de partido y eso crea desapego e indignación.

Los procesos de liberación suelen articular los frentes nacionales unitarios justo antes de la independencia con este único objetivo final, no antes. ¿Estamos ya en el estadio de dejar de lado las ideologías?

No es eso. En las cuestiones nacionales nos ha faltado unidad. No fastidiemos, es ridículo que en el asunto del Estatut estemos ahora debatiendo si hay que recusar a los árbitros; ya sabíamos hace años que estaban fuera de mandato.

Deberíamos haber dejado claro que este tribunal no es competente para juzgar cosas que afectan a nuestra voluntad popular. Se están burlando de nosotros. Catalunya forma parte de la Unión Europea, tiene los requisitos para entrar en ella como Estado. Hemos tenido diversos niveles de convivencia con España a lo largo de nuestra historia y separarnos debería ser un hecho civilizado y pacífico.

¿Si la puede forzar con sus votos, será entonces partidario de una proclamación unilateral de la independencia en el Parlament?

Debería ser así y después ser ratificada en referendo. No le diré si será una de mis condiciones, porque aún no hemos decidido nada en firme.

¿Le molestan los reproches por mezclar su cargo con la política?

No encuentro que, por mi privilegio de ser presidente del Barça, se me haya querido callar. Durante estos años de Tripartito, a Catalunya prácticamente sólo le quedaba el Barça para promover la imagen de los catalanes. El Barça es una manera más de defender los derechos y las libertades de Catalunya, siempre ha sido así.

Se ha referido al encaje de Catalunya. ¿Votó el Estatut?

Lo que sería clave para mí es tener una Constitución. El Estatut que yo apoyaba era el del 30 de septiembre de 2005, el que salió del Parlament, porque entendía que era el mal menor en ese momento. Después eso se recortó.

Al referéndum no fui porque no estaba de acuerdo; el recorte me pareció una humillación.

Además de muestras de apoyo, también habrá recibido presiones para dejarlo correr.

Siendo presidente del Barça, la presión en otros ámbitos la sientes mucho menos. Los que me paran son gente que me quiere y me lo  desaconseja. Los éxitos en el Barça me generan un prestigio que puedo perder en la política, lo sé. Pero ahora me motiva contribuir a hacer la mejor Catalunya posible, que es la que pasa por tener un Estado propio. Estoy al 50% entre esto y el respeto que me da todo ello.

¿Pensaría en política si pudiera concurrir de nuevo a la presidencia del Barça?

No me habría vuelto a presentar. Me dedico intensamente a todo y la presidencia del Barça ha tenido un coste personal alto. Ahora toca otra cosa. Si decidiera hacer el salto a la política, también me dedicaría con una vocación de servicio a mi país.

¿Qué clase de coste personal?

Problemas familiares, desestructuración que no sé ni cómo acabará. Pero el resto son alegrías.

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