Este artículo se publicó hace 14 años.
No es un agujero, es un hogar
Vecinos de Petrer pierden sus casas por unas filtraciones de agua tras unas obras municipales
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Hace más de cien años, la Iglesia dio permiso a los vecinos más pobres de Petrer (Alicante) para que se construyeran sus casas en la ladera de una montaña. Durante un siglo, decenas de familias han vivido allí sin sobresaltos. Sin embargo, en 2009, después de que el Ayuntamiento hiciera unas obras de remodelación, el agua empezó a filtrar por todas partes y algunas cuevas empezaron a venirse abajo.
A finales de junio, 21 casas-cueva y viviendas fueron desalojadas por orden judicial a solicitud del Ayuntamiento, que actuó, según su alcalde, Pascual Díaz, "por seguridad". Sin embargo, los vecinos, gente humilde expulsada de sus hogares por algo que ellos no provocaron, están dispuestos a luchar.
El Ayuntamiento ha ordenado el desalojo de 20 familias humildes
Santiago Poveda nació en 1951 en una de estas cuevas. "Aquí nunca hubo problemas. Sí, cuando llovía se producían pequeños desperfectos y la gente arreglaba el frontal de sus casas en primavera con el poco dinero que ahorraban trabajando en el calzado", explica. Tras vivir algunos años fuera, hace unos meses regresó a la casa donde había nacido: "Había varias habitaciones derrumbadas y humedad por todas partes". Ahora, ha sido desalojado y no tiene dónde ir.
La cueva de Emilio Martínez es de las más afectadas. Desde que terminaron las obras, cada día saca unos 50 litros de agua de su casa, cubo a cubo. "Si no lo hago, aquí se hace una laguna y se hunde toda la ladera", asegura.
Pese a que los derrumbes comenzaron justo después de las obras, el Ayuntamiento no admite que haya una relación de causa-efecto entre los trabajos y las filtraciones de agua. Para negar esta relación se basa en informes municipales y en un estudio técnico, aún por terminar, que ha encargado a la Universidad de Alicante y que le ha costado 40.000 euros. Dicho estudio concluye que el agua procede de las lluvias de los últimos años, lo que junto a un desplazamiento de toda la ladera, provoca los derrumbes. El alcalde asegura estar "junto a los vecinos" y ha entregado a algunos 250 euros al mes durante medio año para que busquen una casa en alquiler.
Los afectados vivían en casas-cueva construidas hace más de cien años
Mientras, los vecinos, movilizados y con el apoyo de la asamblea local del Movimiento 15-M, están convencidos de que el origen de los derrumbes sí está en las obras y en el hecho de que se colocaran adoquines entre los que se cuela el agua. "Primero metieron maquinaria pesada, abrieron zanjas, que quedaron al descubierto durante meses de lluvia y, además, se rompieron tuberías", aseguran.
Esas calles, en realidad, eran el frágil techo de sus cuevas. De hecho, existe un informe de 1980 que advierte sobre el peligro de hacer obras en esta ladera, informe que el Ayuntamiento asegura que desconocía cuando acometió las obras. "Y luego pusieron estos adoquines que son un colador", añaden. Cada adoquín pesa unos siete kilos. Y hay miles.
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