Este artículo se publicó hace 14 años.
"No podemos caer en el desánimo"
Inmaculada Montalbán. Presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género
Inmaculada Montalbán cumplió ayer dos años al frente del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial. A lo largo de este tiempo, ha llevado a la práctica la máxima de que la violencia de género sólo se puede vencer entre todos. Montalbán reconoce que todavía se tiene que arrimar el hombro para concienciar a los ciudadanos de que la violencia machista no es un problema de pareja sino de la sociedad entera y llevarles a denunciar. No obtante, insiste en que la batalla se puede ganar.
¿Qué está fallando para que a estas alturas del año ya haya más muertas por violencia machista que en todo 2009?
Tenemos que hacer un gran esfuerzo para profundizar en el ámbito educativo, para transmitir los valores constitucionales de igualdad. Esto lo transmiten los libros de texto, pero también los medios de comunicación y la familia.
¿Qué se puede hacer para afrontar el problema?
Tenemos que tener en cuenta que es un problema muy complejo, de hace muchos siglos. La violencia machista no sólo la encubren las paredes de las casas, también la sociedad. Hoy en día, afortunadamente, hay instrumentos legales y la voluntad de las instituciones de abordar el problema. El objetivo prioritario es la prevención. Pero es un problema muy difícil de abortar. Muchas de las mujeres que mueren no han denunciado y tenemos que llegar a ellas.
¿Por qué muchas muertes se producen en municipios pequeños?
Debemos insistir en la idea de que los malos tratos son peligrosos. Desde 1999, la violencia contra la mujer, aunque se produzca en casa, es un problema público, no es problema privado. La gente debe denunciar estas situaciones. Las instituciones actúan cuando tienen noticia de algún tipo de violencia.
¿Qué papel juegan los ayuntamientos en esta lucha?
Su labor es muy importante, ya que de ellos dependen los recursos donde las mujeres acuden en primer lugar a pedir ayuda, como los trabajadores sociales y los ambulatorios. Tenemos que conseguir que las mujeres no sufran en silencio, pero no podemos caer en el desánimo. Muchas mujeres han conseguido una nueva vida después de denunciar.
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