Este artículo se publicó hace 17 años.
No quieren dinero sucio
Las organizaciones de solidaridad debaten el rechazo a los fondos empresariales para mantener su independencia
El propio término ONG es tan generalizado que su significado ha sido diluido entre la multitud de entidades solidarias. "Organización de iniciativa social, independiente de la administración pública, que se dedica a actividades humanitarias, sin fines lucrativos", define la RAE.
Desde un punto de vista estricto de la definición, pocas de las denominadas ONG lo son realmente. Las donaciones económicas tanto públicas como empresariales son generalizadas. Unos las rechazan alegando independencia. Otros las aceptan para incorporar al sector empresarial y las administraciones públicas a la lucha contra la pobreza.
Greenpeace y Amnistía Internacional mantienen la independencia económica como un signo de identidad. Son una excepción al no aceptar, bajo ningún concepto, fondos gubernamentales. "Imagina que un ayuntamiento nos da una cantidad de dinero y a los pocos años construye un hotel en primera línea de playa. Perderíamos toda la credibilidad", explican desde la ONG ecopacifista.
Greenpeace no acepta ningún euro más allá de las cuotas y donaciones de sus socios. "Ni de un partido, ni de un gobierno, ni de la Unión Europea. En el caso de las empresas que se unan a nuestra causa, son escrutadas escrupulosamente para ver si tienen relación con violaciones de derechos humanos", advierte Miguel Ángel Calderón, portavoz de Amnistía Internacional.
Ni armas, ni alcohol, ni tabaco, ni lujo
Ayuda en Acción discrepa. Se acogen al Código de Conducta que establece la Congde (Coordinadora de ONG de Desarrollo Españolas) para la colaboración con el sector empresarial. El convenio exige a las empresas respeto a "los valores de independencia, transparencia y eficacia". Ninguna de las cientos de ONG que pertenecen a la Congde debe recibir dinero de empresas "irrespetuosas con los derechos humanos, que incumplan los ocho convenios principales de la OIT (Organización Internacional del trabajo), no respeten el medio ambiente u atenten contra la salud pública".
Las premisas dejan fuera de la relación con las ONG a las marcas de alcohol y tabaco. Por supuesto, aquellas que fabriquen o trafiquen con armas quedan fuera. Intermón Oxfam, añade los fabricantes de artículos de lujo entre las vetadas. "Coherencia y principios éticos", alegan.Médicos del Mundo y Médicos sin Fronteras se niegan a recibir ayuda en forma de donación gratuita de medicamentos, a pesar de trabajar en centros hospitalarios donde la escasez es lo único que abunda. "Sería ilógico que lucháramos contra la industria farmacéutica en campañas como la de las patentes en India y luego aceptáramos su medicamentos. Creemos que el regalo de las medicinas no sirve. Apostamos por la venta a un precio reducido", aseguran desde Médicos del Mundo.
Fernando Navarro, director de formación de Ayuda en Acción -organización que recibe un 9% de sus 50 millones a través de donaciones en nombre de empresas-, cree que tanto el mundo empresarial como las administraciones públicas tienen una responsabilidad social que les obliga a actuar: "Desde una coherencia ética, trabajamos juntos. Es lógico que no aceptemos financiación de empresas cuyos productos vayan en perjuicio de la salud".
Código de conducta
Las financiación ética que exige la Congde ha generado más de un debate entres sus miembros. La organización de desarrollo Anesvad lanzó una campaña televisiva en 2001 que atentaba contra su Código de Conducta. El anuncio mostraba crudas imágenes de niños africanos enfermos. Las secuencias eran excesivamente reales para la Congde que prohibe mostrar imágenes que "atenten contra la dignidad de las personas".
"Pedimos la retirada de la campaña y Anesvad decidió mantenerla y salir de la Congde. Era un anuncio que reproducía a niños agonizando, acentuando el tópico norte y sur. Desde el punto de vista de marketing, la campaña era perfecta, pero éticamente...", recuerda Fernando Navarro, que también pertenece a la coordinadora de ONG.
Poco tiempo después la integridad de la organización vasca se vio alterada por un escándalo financiero de desvío multimillonario de fondos que llevó a varios directivos a prisión. "En ese caso no sólo saltaron por encima a la ética, sino que pasaron también por encima de la ley", apostilla Navarro.
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