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Pedro Solbes: "La Iglesia habla de lo que no le es propio"

El vicepresidente económico reflexiona sobre sus perspectivas en la próxima legislatura y las relaciones con los demás ministros y con el propio PSOE

F. GAREA / A. ESTRADA / F. SAIZ

Aceptó ser número dos del PSOE por Madrid y seguir como vicepresidente económico en la próxima legislatura. Desde entonces participa en la elaboración de programa electoral, empeñado en que se cuantifique la inversión que requerirá cada propuesta.

¿Le consultó el presidente adelantar las elecciones antes de que empeorara la situación económica?

No. Nunca he hablado de esto con el presidente, porque es un tema que debe resolver él dentro de sus facultades. Lo que sí he hablado con él es cómo veo la situación económica y cómo veo las perspectivas, y lo que veíamos está reflejado en los cuadros macroeconómicos que hemos presentado, incluyendo una cierta desaceleración en 2008.

¿Tiene control sobre el programa que elabora el PSOE para el 9-M?

Estoy participando bastante directamente en la parte económica del programa electoral, sobre todo en lo que puede se puede llamar la envolvente financiera del programa, en el que se traduzcan todas las medidas que se incluya para que se puedan financiar.

¿Esta legislatura ha tenido problemas para aplicar un programa que se encontró hecho y un equipo que vio nombrado?

El programa anterior tenía elementos que admitían interpretaciones desde distintos puntos de vista y algunos podían verse de forma contradictoria. El programa tenía dos puntos claves, sin embargo, que espero que se repitan ahora, que es mantener la presión fiscal y la estabilidad presupuestaria. Esos dos elementos claves me permiten convivir con demandas de unos y otros que, lógicamente, son más ambiciosos que los márgenes que se permiten. A partir de ahí ha habido una relación con los ministros buena, con algunas diferencias. Yo he dicho siempre que todo Gobierno se caracteriza porque los ministros han sido nombrados para hacer cosas y necesitan recursos y dinero, menos uno que es el que tiene que dar el dinero y casi siempre las ambiciones de los ministros son mayores que los márgenes de maniobra financieros que obliga a jugar el papel de ministro de Hacienda, que debe imponer límites y recortes en el gasto.

¿Participará en la designación de ministros del área económica si el PSOE gana las elecciones?

Eso entra dentro de las competencias claras y absolutas del presidente y yo respetaré esa situación.

¿La Oficina Económica de La Moncloa cambiará sus funciones?

Tampoco me corresponde a mí. Ya he dicho que esta oficina es un instrumento enormemente útil y así ha sido en lo que significa de análisis de la situación económica, de los temas que se le han encomendado, como el programa de reformas, los temas de I+D+i, los medioambientales de asignación de emisiones, etcétera. Ha sido un papel importante.

¿Su compromiso con Zapatero es para toda la legislatura?

En estas cosas uno sabe cuándo entra, pero no cuándo sale. En este momento, no tengo ningún límite puesto para los próximos años, podría ser para toda la legislatura. Dependería de muchos factores.

¿Factores suyos o externos?

Básicamente míos. A ciertas edades los compromisos de pase lo que pase hay que tomarlos con cuidado. Influye mi ánimo, mi situación física y personal.

Usted dijo que hacer los Presupuestos ahora es hacer un sudoku. ¿Quiere decir que hubiera preferido que los estatutos no hablaran de financiación ni de inversiones?

Las inversiones por definición las fija el Parlamento a través del Presupuestos, digan lo que digan los estatutos u otro tipo de normas. A partir de ahí, lo que se introduce en los estatutos y, especialmente en el catalán, es que se había detectado un problema de infrainversión durante los últimos años y parecía razonable que durante cierto tiempo esa falta de financiación se compensara con una inversión equivalente al PIB. Se podía haber hecho fuera del Estatuto. Seguramente en términos formales hubiera sido un instrumento más adecuado, no tanto en términos políticos, pero lo que hay que sacar de ahí es el compromiso de intentar respetarlo.

¿Tiene previsto afiliarse al PSOE?

No. Tengo ya una edad y una trayectoria en que nunca lo hecho, no he tenido problemas y nunca nadie me lo ha pedido. Estoy cómodo así.

¿Con qué grupo se ha sentido más cómodo negociando? ¿Con los nacionalistas, con ERC o con IU?

Hemos intentado negociar con todos y de hecho hemos negociado y alcanzado acuerdos con todos, presupuestarios o no. Lo que sí hay es una sensibilidad mayor de cada uno respecto a cada problema. Por ejemplo, la normativa contable le interesa menos a IU-ICV y ERC que otro tipo de problemas. Algunas normas de los mercados financieros interesan más al PP o a CiU y hay otros temas que les preocupan muchísimo a IU-ICV como la fiscalidad o los impuestos vinculados a los asuntos medioambientales. Nuestra posición fue y será estar abiertos a negociar con todos y cuanto más apoyo tienen las iniciativas mayor permanencia tendrán.

¿Con quién prefiere pactar en la próxima legislatura?

Primero hay que celebrar las elecciones. Segundo, hay que ganar. Tercero, hay que formar Gobierno. Y cuarto, ver cuál es la composición de la Cámara. Intentaremos trabajar con todos los que estén dispuestos a trabajar con nosotros.

¿Se identifica con la imagen del moderado del Ejecutivo?

Yo tuve un maestro que fue Paco Fernández Ordóñez, con el que trabajé muchos años, del que se decía que había cambiado de posición y él solía decir: “No, yo estoy donde he estado siempre. Son los demás los que han cambiado”. Pues yo estoy donde he estado desde hace muchos años y en algunos momentos me han considerado más moderado y otras veces menos, pero ésa es la opinión de los demás.

¿Qué le parece la polémica con la Iglesia católica?

La Iglesia, lógicamente, tiene todo nuestro respeto para actuar en sus ámbitos de competencias, pero a veces tiene la tentación, o algo más que la tentación, de salirse de esos ámbitos para entrar en otros debates y hablar de lo que creo que no le es propio. No diría tanto la Iglesia como personalidades de la Iglesia.

¿A la Iglesia le ha ido bien o mal esta legislatura desde el punto de vista económico?

Ni bien ni mal. Tenían un sistema de financiación con un porcentaje de participación en el IRPF más una garantía que funcionaba de facto con un incremento automático y lo hemos cambiado por un sistema mucho más correcto, que es la mayor participación de los ciudadanos con decisión de cada uno. Es un sistema equivalente, pero responde más a lo que debe ser la financiación de la Iglesia, es decir, que aquellos que quieran contribuir puedan tomar la decisión de hacerlo.

¿Está a favor de modificar la Ley del Aborto?

Me parece que es el típico tema en el que sólo soy favorable en la medida en la que hay una demanda social clara y haya problemas específicos que hayan surgido. En ese tipo de temas yo soy más bien conservador. Es decir, las cosas que funcionan, no las cambiemos demasiado.

¿Cambiaría el Concordato?

Es un tema parecido. Hemos convivido con el Concordato de 1979 adaptado y cualquier cambio significa una revolución mayor. ¿Tenemos claro qué queremos? ¿Sabemos que ese cambio nos da una convivencia más fluida entre los españoles y entre la Iglesia y los poderes civiles? Si tenemos claro que será así, hágase. Si no, tengo muy claro que no hay que hacerlo.

¿Tiene que tener letra el himno?

Reconozco que he leído la letra y no he quedado impresionado. He llegado a la conclusión de que sin letra permite mayor imaginación a la gente.

¿Si el PSOE pierde se ve usted de diputado de la oposición?

Trabajamos para que el PSOE gane las elecciones y si no gana, ya veremos lo que hacemos.

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