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El PP apoya con la ausencia de Rajoy los decretos de Zurbano

El PSOE censura al líder de la oposición que acuda al INEM y no vaya al Congreso

GONZALO LÓPEZ ALBA

Ahora que la bicicleta se mueve, se trata de seguir pedaleando para no caerse. Al amparo de esta máxima, que conjuga principios de la física y de la psicología, el Gobierno anunció ayer, minutos antes de que obtener el aval parlamentario para los acuerdos de Zurbano, su propósito de relanzar 'de inmediato' la negociación para buscar sendos pactos sobre política energética e industrial.

Tras casi dos meses de diálogo y abundantes declaraciones descalificatorias, ningún partido quiso asumir el riesgo de votar en contra de la treintena de medidas urgentes para impulsar la recuperación económica y del empleo contenidas en los dos decretos sometidos a la ratificación del Pleno del Congreso. BNG, IU, ICV y NaBai se desmarcaron con la abstención cinco, mientras que el resto, incluido el PP, emitieron un 'sí, pero' del que sólo el primer vocablo quedó recogido en el marcador.

Las medidas económicas son aprobadas sin votos en contra

El tibio compromiso y nulo entusiasmo del PP con las medidas, aunque algunas son de su paternidad, se reflejó no sólo en el discurso de su portavoz económico, Cristóbal Montoro, sino también en los novillos durante todo el debate y votaciones de Mariano Rajoy.

No fue la única ausencia notoria en la bancada conservadora. Durante la discusión, tampoco estuvieron en el hemiciclo la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, ni su número dos, José Luis Ayllón, absentismo que secundó la inmensa mayoría de los diputados del Grupo Popular, que no llegaban a veinte cuanto habló la vicepresidenta económica y no pasaban de treinta cuando intervino su propia portavoz.

El Gobierno busca ahora nuevos pactos sobre energía e industria

El boquete no le pasó desapercibido al socialista Francisco Fernández Marugán, de los más viejos en la plaza, aunque Montoro le entregó la puya con sus propias manos. No tuvo mejor ocurrencia el portavoz del PP que afear las ausencias del Gobierno cuando estaban de cuerpo presente su presidente y diez ministros, mientras que la máxima representación conservadora la ostentaba Fátima Báñez, una de sus cuatros portavoces adjuntos. Marugán arrancó el aplauso de los suyos cuando llamó la atención sobre la ausencia de Rajoy: 'Está en la cola del paro, en los tomates, en los comedores sociales y haciendo propaganda de la revuelta tributaria, y aquí no está', donde y cuando se discuten las medidas para combatir la crisis.

Para el portavoz socialista, la intervención de Montoro fue 'profundamente destructiva' e ilustradora de que el PP sólo busca 'capitalizar la desgracia colectiva para llegar al poder'. El ex ministro de Hacienda de José María Aznar dijo que los decretos recogen 'los restos del naufragio del pacto de Zurbano' y que el Gobierno quiere 'apagar el fuego con vasos de agua'. Montoro, aunque reivindicó que algunas de las medidas están 'copiadas' de las propuestas por su partido, concluyó que 'por ahí no vamos a salir de la crisis' y que España 'está cada vez más en el pantano de la crisis'. Pero, finalmente, proclamó al borde del esperpento: 'Por supuesto que las vamos a apoyar'.

En el 'sí, pero' coincidió la gran mayoría, con los portavoces ejercitándose en un concurso de metáforas. Para unos, 'el elefante' de Zurbano se ha quedado en 'un ratoncito' (Joan Ridao, ERC) o en 'crema hidratante' (Joan Herrera, ICV). Para otros, las medidas son 'una terapia que no cura la monarquía ladrillera, pero tampoco es contraindicada' (Pedro Azpiazu, PNV); o, cuando menos, un 'mensaje positivo de que se han empezado a plantear medidas efectivas para la economía productiva' (Josep Sánchez Libre, CiU). Los nacionalistas catalanes reivindicaron 'el sello de CiU' para '15 o 16 de las treinta y pico medidas'.

La vicepresidenta económica, Elena Salgado, eludió el enfrentamiento y afirmó que con las medidas aprobadas ayer 'no se agota el margen para el diálogo político'. Así, anunció para el día 29 una reunión sobre política energética, cuyo rediseño se quiere trasladar a la subcomisión creada en el Congreso antes del 1 de julio. Y también la 'constitución inmediata' de la comisión interministerial sobre política industrial, ámbito en el que el diálogo va con más retraso.

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