Este artículo se publicó hace 13 años.
El PP da el "último empujón" al president para que dimita
La dirección nacional aprovecha la presión judicial y familiar para conducirle por esa vía. "Ha sido, es y será un extraordinario militante del PP y un gran amigo", dice Rajoy en su comunicado de despedida
Y en Génova, cuartel general del PP, se escuchó un profundo suspiro de alivio cuando el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, anunció su dimisión. Una decisión que la mayoría de los conservadores deseaba que tomara desde que estalló el caso Gürtel hace cerca de dos años y medio, y que nadie en todo este tiempo había osado pedirle en público.
"Es una buena noticia para todo el mundo", reconocía uno de los colaboradores de Mariano Rajoy. Para el líder de la oposición, porque se quita "un peso" de encima y encara así con comodidad la campaña electoral. Con ello tiene respuesta para los ataques socialistas y un argumento para exigir responsabilidades políticas por el caso Faisán.
En el PP olvidan que en el nuevo curso político la financiación ilegal de la formación regional volverá a atraer los focos de atención y que Camps afrontará su foto en el banquillo, aunque ya no sea como jefe del Consell. "Ya, pero no es lo mismo. No se vivirá con la misma tensión", zanjó ayer un diputado cuando se le planteó este escenario.
"Es una buena noticia para todos", confiesan en la sede nacional
En la cúpula también mantienen que le viene bien a Camps para defenderse y centrarse en probar su inocencia. El mensaje es muy parecido al que se trasladó cuando el tesorero del PP, Luis Bárcenas, se plegó y aceptó marcharse. Para algunos se ha vuelto a repetir la historia y su jefe de filas se ha apuntado otro tanto. "Es cierto que Rajoy logra que la gente se vaya por agotamiento", destacan en la derecha. Pero fuentes cercanas a él se esmeraban ayer por desviar el tiro hacia Camps, recordando que era quien tenía "un problema" y quien se había inclinado finalmente por esa fórmula para resolver la crisis.
Pero sin duda la dirección nacional le condujo hacia ese camino. Desde el partido le habían recomendado que pagara la multa. Para convencerlo, el líder del PP mandó al responsable de Justicia, Federico Trillo. La solución suponía para él llevar colgada para siempre la etiqueta de delincuente y reconocer que había mentido. La presión del enviado de Rajoy fue sin cuartel. Camps parecía dispuesto a hacerlo.
Afirman que tuvo una conversación con su mujer
que fue decisiva
¿Pero entonces qué ocurrió para que el president se diera la vuelta y no fuera al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana como estaba previsto? En el PP cuentan que el guión se modificó por una suma de factores. Primero, porque él está anímicamente "hundido". Segundo, porque dentro del partido se había quedado "muy solo" y, tercero, porque tuvo una conversación con su mujer en la que esta le dijo que ya no soportaba más lo que estaba ocurriendo. Para algunos, esto fue decisivo para que Trillo, viéndole derrumbado y débil, viera la oportunidad perfecta para darle un "último empujón" hacia la renuncia. La presión familiar, judicial y, por último, la del partido y Rajoy fueron el detonante.
A lo largo de la jornada se llegó también a decir que la negativa del secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa, a pagar la multa -era obligatorio que lo hicieran todos para evitar el juicio oral- había influido. Pero lo cierto es que su exmano derecha terminó aceptando -según los que le conocen por disciplina de partido; según Madrid, a cambio de muchas condiciones- y esperaba a que Camps firmara. "Estaba todo arreglado", comentan.
"Le vio las orejas al lobo"Algunos en el partido están convencidos de que Camps en el último minuto vio, además, "las orejas al lobo". Tienen la impresión de que se percató de que, después de declararse culpable, iban a prescindir de él como jefe del Consell.
En el PP hay quien no comprende la "incoherencia" de su jefe de filas
A los que ayer insistían en que "Rajoy es mucho Rajoy", se sumaban otras voces que, aun queriendo la salida de Camps, no daban crédito a cómo se había gestionado y denunciaban que se había hecho muy mal.
Hubo incluso quien criticó la "incoherencia" de su jefe de filas. "¿Si no lo iba a apoyar en caso de apertura de juicio oral, para qué lo nombró candidato hace dos meses? ¿Si siempre defendió su inocencia, por qué no la proclamó hasta el final?", se preguntaba. Sólo daba con una respuesta: por "puro egoísmo", para que no le perjudique sus expectativas electorales y para tener una comunidad bien amarrada en la que ahora basta con cambiar una ficha.
Arenas y Pons dejan la puerta abierta a que vuelva en el futuro
Rajoy salió a dar ayer su adiós a Camps en forma de comunicado. El presidente del PP aseguró que su marcha había sido "un ejercicio de responsabilidad y generosidad que lo ennoblecen", y que contribuía "a mejorar la imagen y el prestigio de las instituciones" valencianas y españolas.
Una hora después de la comparecencia de Camps, Rajoy rompía de ese modo su silencio tras seis días. En el texto que el PP envió a todos los medios de comunicación, el dirigente conservador destacaba que el expresident "forma parte de los grandes activos" del PP. "Ha sido, es y será un extraordinario militante del PP y, además, un gran amigo", subrayó. Además, reconoció que se trataba de "una decisión muy dura" y aseguró que esta "no prejuzga en absoluto su presunción de inocencia ni menoscaba su ejecutoria intachable" al frente de la Generalitat, a cuya presidencia llegó, tal y como recordaba, tras las elecciones del 22 de mayo con mayoría absoluta. "Su renuncia no empaña ni contradice la opinión que siempre he tenido de Camps y su honorabilidad", indicó mientras insistía en mostrarle su "aprecio y respeto".
En el partido salieron muchos compañeros a apoyarle en la misma línea. Entre ellos, Esteban González Pons, quien tachó de "injusta" su renuncia y afirmó que es "un buen político y un buen hombre". El vicesecretario de Comunicación dio por hecho que "volverá" una vez se resuelva la situación. En ello ahondó el vicesecretario de Política Autonómica y líder del PP de Andalucía, Javier Arenas, quien se mostró convencido de que "le quedan muchas cosas que hacer dentro del PP".
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