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El PP promete ser leal tras sugerir que había autonomías en quiebra

Relaciona la situación en Grecia con la necesidad de un adelanto electoral en España

MARÍA JESÚS GÜEMES

El líder del PP, Mariano Rajoy, se levantó ayer animado por el giro a la derecha de Portugal y viéndose ya más cerca de convertirse en el próximo Passos Coelho, ganador de las elecciones lusas. 'Sólo un nuevo Gobierno salido de las urnas, con un mandato renovado será capaz de establecer un rumbo claro y devolver la confianza al país', advirtió durante su comparecencia ante la Junta Directiva Nacional de su partido.

El dirigente conservador pidió elecciones generales con más ahínco que nunca. Tanto, que llegó a recurrir incluso a la situación por la que atraviesa Grecia para reclamarlas cuanto antes: 'Es urgente que en España haya estabilidad y claridad'.

Pero lo que más sorprendió de su discurso fue que Rajoy prometiera que el PP contribuirá desde las instituciones 'en la parte que le toque y en aquello que le corresponde' a reducir el déficit público en España. 'Creo que se puede cumplir el objetivo de déficit de este año si todos somos leales y yo desde luego garantizo la lealtad del PP y si el Gobierno habla a calzón quitado con las autonomías y da un horizonte de salida claro y entendible a esta situación', señaló mientras reclamaba la celebración del Consejo de Política Fiscal y Financiera que se suele realizar siempre tras las elecciones autonómicas.

Por un lado, el jefe de la oposición aseguraba así que se podrá contar con la colaboración del PP. Ahora. Después de pedir auditorías en todos aquellos territorios que han arrebatado al PSOE. Una exigencia que nunca ha llegado a plantear a sus barones. Ahora. Después de anunciar un plan de recortes que no cumplen algunos de los suyos. Y cuando prefiere callar, por ejemplo, sobre la situación de Murcia o el País Valencià, donde pagan a sus proveedores en materia sanitaria con un retraso de 600 días. Ahora. Después de que su partido en Castilla-La Mancha haya hecho cundir la alarma sobre la 'quiebra' de las cuentas autonómicas sin pruebas y sin haber tomado aún el testigo del PSOE.

Y, por otra parte, Rajoy anuncia su ayuda pero con una condición. La cooperación entre administraciones está sujeta a que el Ejecutivo socialista explique la realidad de su gestión económica sin paños calientes. Con ello deja abierta la puerta a la sospecha de que pueden existir irregularidades y alimenta laespeculación de los mercados.

Además, Rajoy fue muy crítico por primera vez con su futuro rival en las urnas: Alfredo Pérez Rubalcaba. 'Lo peor es que la agenda del Gobierno se ha entregado a los intereses tácticos de un candidato olvidando la situación de la economía española', recalcó.

Para el líder del PP, la reforma laboral ha sido 'un fiasco', la reestructuración de las cajas va 'muy lenta' y el crédito para las familias y empresas, 'a peor'. 'Un Gobierno sin liderazgo, con bicefalia y dedicado al interés de su partido, lo único que puede provocar es que las cosas se pongan peor de como nos las están dejando', fue su resumen.

Rajoy recordó además a sus cargos que habían asumido 'con su firma' un programa marco que 'ahora es el momento de aplicar'. Se refería al que proclamaron en las convenciones de Toledo y Palma de Mallorca. Muchos no olvidan la foto del presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, imputado por cohecho impropiorubricando un manifiesto en el que se comprometía a realizar una gestión austera, reformista y limpia de prácticas corruptas.

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