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Un presidente laureado que no ha regateado con su soberanismo

Los éxitos han facilitado a Laporta comprometer al Barça con el catalanismo

F. C.

El Barça siempre ha sido refugio de catalanistas. El club sirvió para que muchos catalanes exhibieran sus aspiraciones y malestar en períodos de negación de la identidad nacional y persecución de la lengua. De ahí el més que un club que pervive. El Barça tuvo rol político con Josep Sunyol, al que el franquismo fusiló en 1936 siendo presidente, y con Agustí Montal, que lo dirigió hasta 1978. En democracia, con Núñez y Gaspart, en la órbita del PP, se matizó.

Pero el opositor Laporta (1962) hizo bandera de su catalanismo militó en el Partit per la Independència, escisión de ERC liderada por Àngel Colom y Pilar Rahola a finales de los noventa como gancho para desalojarlos en 2003. El abogado ganó con apoyo, entre otros, de ERC (sus juventudes encartelaban su publicidad), mientras que CiU se partía entre él y Lluís Bassat, opción del stablishment.

Laporta no decepcionó, pese a que algunos le afeaban el franquismo de su cuñado. El Barça basó su proyecto social en la identidad. El catalán es, por estatutos, vehicular en todos los ámbitos y a los jugadores se les recomienda, por contrato, aprenderlo. De ahí, detalles como asegurar su uso en la megafonía de la final de la Champions en Roma o que la UEFA diera a Montilla rango de 'jefe de Estado'. Todo ello pasando por quitar la bandera española de la Masia, la residencia de jóvenes talentos, o colocar la senyera en los cuellos de las equipaciones.

El club se ha implicado en la promoción de la lengua en la Catalunya bajo administración francesa, contra el cierre de TV3 en el País Valenciano y ha hecho de amplificador de entidades nacionalistas.

Sus declaraciones le han traído algún problema, sobre todo con las peñas del resto del Estado. Pero a él lepreocupa poco, porque busca un Barça universal y catalanista. Criticó el Estatut, la financiación y ha atacado al Madrid por encarnar la España más centralista.

En los últimos años se acercó a Mas y a CiU. De hecho, tras la moción de censura que sufrió en 2008, y que marcó su momento más bajo antes de la exitosa llegada de Guardiola al banquillo, se refugió en su ala liberal, que anida en la Fundació Catalunya Oberta. Llegaron al núcleo duro del club Joan Oliver, su director general, Xavier Sala Martín o Vicent Sanchis, así como varios directivos con carné de CDC.

Pero la sucesión de Laporta ha traído tensiones, según fuentes conocedoras de la cocina del club. Él quiere que le releve el economista Sala Martín pero Convergència opta por Jaume Ferrer, del agrado de los Pujol. Quizás también por eso se acerque a Carretero.

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