Este artículo se publicó hace 15 años.
El PSOE da por perdido el voto de CiU en el Presupuesto
Los socialistas confían en que un buen acuerdo de financiación pueda facilitarles la negociación con ERC e ICV. La izquierda lucha por incluir la reforma fiscal en las cuentas
Los caminos se cierran poco a poco para el PSOE. Pese a superar el primer trámite parlamentario de los Presupuestos, los socialistas no sueltan la calculadora. Cuando las cuentas lleguen a la Cámara en otoño, deberán tener cerrada una mayoría absoluta, es decir, tendrán que haber conseguido sumar al menos siete diputados a los 169 que controlan en el Congreso.
Aunque oficialmente el grupo socialista mantiene abiertas vías de negociación con todos los partidos, fuentes cercanas a su dirección descartan ya, meses antes, que CiU pueda apoyar la cuentas. La cercanía de las elecciones catalanas, en 2010, hace casi imposible el respaldo de los catalanes. Desde CiU lo confirman. En opinión de su portavoz adjunto, Pere Macías, los catalanes no tienen "ni un sólo argumento a favor" para respaldar las cuentas. En privado, otros miembros del grupo reconocen que, a un año de la cita electoral, prefieren que no se les vean demasiados guiños al PSOE.
Menudear los votosAsí las cosas, el grupo parlamentario que respalda al Gobierno se verá obligado a menudear cada voto. Creen cautivo el de UPN, a quien el PSOE sostiene en el Gobierno navarro, y asequibles los dos de CC, a quienes el Gobierno prepara un plan anticrisis específico para Canarias.
Los otros cuatro que les alejan de la mayoría absoluta son más complicados. "Sin ser determinante, sí que será importante alcanzar un acuerdo de financiación", reconoce el portavoz del PSOE, José Antonio Alonso. De no lograrlo, los socialistas son conscientes de que les será muy difícil contar con los tres votos de ERC y el de ICV, justo los que les permitirían alcanzar la cifra mágica de 176.
Los socialistas cuentan con el voto de UPN y creen asequibles los de CCEl republicano Joan Ridao y el ecopacifista Joan Herrera tampoco ocultan la importancia que tendrá la carpeta catalana en el proceso presupuestario. "Si no hay un buen acuerdo, al menos uno razonable de financiación, nosotros, pero incluso el PSC, podríamos entrar en un escenario rupturista", vaticina el portavoz de ERC. Será sólo una vez que se resuelva el sudoku con las comunidades cuando se sienten a negociar.
Aun entonces, la izquierda del Congreso exigirá al Gobierno que se defina ideológicamente. El episodio de esta semana, en el que los socialistas dieron marcha atrás en el acuerdo que habían firmado con IU-ICV para subir los impuestos a las rentas más altas, lo anticipa. Las amenaza de CiU de votar contra el techo de gasto obligó a recular al PSOE y puso a la izquierda en pie de guerra.
Reforma fiscalLos cinco diputados de ERC, ICV e IU no dejarán pasar esta vez la oportunidad de que el PSOE se defina. Si quiere su apoyo tendrá que distanciarse de las tesis de CiU sobre política fiscal. El Gobierno ni siquiera podrá buscar otros apoyos en el Grupo Mixto. Los dos diputados del BNG y la representante de NaBai comparten la necesidad de abrir el debate fiscal. Las críticas feroces que acostumbra a descargar Rosa Díez contra la política del Gobierno hacen improbable que apoye las cuentas. La misma suerte correrán los votos de PP y PNV, por el momento frontalmente opuestos a la gestión del Gobierno.
Gaspar Llamazares ni siquiera descarta una prórroga de los Presupuestos. "No tendría por que caer el Gobierno. Sólo tendrían que aguantar y esperar a ver si tras las catalanas pueden contar con CiU".
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