Cuando María Dolores de Cospedal vaticinó protestas una vez que 'Rajoy diga lo que hay que hacer', sabía de qué hablaba. Eran vendas antes de la herida en primera persona. La presidenta de Castilla-La Mancha, que pronosticó este invierno caliente en plena campaña electoral, esperó a que pasara el 20-N para anunciar, el pasado viernes, un tijeretazo que pone a prueba la resistencia del Estado del bienestar a una dieta de choque.

Y sí. La réplica de la calle comienza a latir. El PSOE, que lidera la oposición en Castilla-La Mancha tras decenios de gobierno, y los sindicatos anuncian una respuesta contundente y unitaria.

El diputado regional y secretario de Organización del PSOE en Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, avanzó ayer que su partido ejercerá su 'obligada labor de oposición' en el Parlamento, pero también 'en la calle'. Fue la primera llamada del PSOE 'a toda la sociedad para defender el nivel de bienestar alcanzado'. Los socialistas sólo tienen un escaño menos que el PP en la comunidad, que gobierna con mayoría absoluta de Cospedal.

Apelando a esta fuerza, Caballero ofreció el apoyo de su partido a 'sindicatos, organizaciones, colectivos y todo aquel que se sienta agraviado y estafado' por Cospedal.

El hachazo de la número dos del PP al modelo social en su comunidad el 60% de los recortes mutilan las partidas de Educación y Sanidad es 'el mayor ataque que jamás se ha producido al Estado del bienestar', según el PSOE.

Desde esta posición, si el Ejecutivo de Castilla-La Mancha es la pala del quitanieves de los recortes que conduce Rajoy, la respuesta del PSOE pasa por ser también el primer gran ensayo de la respuesta de los socialistas en todo el Estado una vez que Rajoy 'diga lo que hay que hacer'.

Por eso, el líder de los socialistas de Castilla-La Mancha, el expresidente José María Barreda, concretará mañana su apoyo al combate anunciado por los sindicatos levantados en armas frente a esta 'filosofía de la motosierra', como la calificó el alcalde de Toledo, el socialista Emiliano García-Page.

CCOO y UGT anunciaron, al conocer los detalles del tijeretazo, que actuarán con una sola voz. 'No nos vamos a callar, porque lo que plantea Cospedal no es de recibo', reiteró ayer el secretario regional de UGT, Carlos Pedrosa. CCOO entiende que las medidas son una inyección paralizante para el empleo, que no se va a poder reactivar 'en mucho tiempo', según su líder regional, José Luis Gil.

Por ahora, la respuesta unitaria de los sindicatos no tiene forma ni fechas. CCOO y UGT estudiarán antes, en los próximos días, cómo afectan los recortes anunciados por Cospedal sector por sector. Desean coordinarse además con el CSIF, mayoritario entre los funcionarios a los que Cospedal aumentará la jornada y bajará el sueldo un 3%.

'Nuestra principal preocupación no son los sueldos, sino la puerta abierta a la privatización de la Sanidad y la Enseñanza', explicaba ayer un dirigente de CCOO.