José Luis Rodríguez Zapatero no se salió de su porte institucional en su declaración en el palacio de La Moncloa. La carga contra el PP la dejó en manos de los dirigentes de su partido. El portavoz parlamentario, Diego López Garrido, abundó en el 'varapalo judicial' que Génova ha recibido con la sentencia del 11-M. Le pone contra sus 'mentiras' porque al final zanja que ETA 'no tuvo nada que ver' en los atentados. 'Tres años de mentiras proponiendo la autoría de ETA para tapar la mentira de tres días en los que, desgraciadamente, dirigentes del PP quisieron utilizar con fines electorales un atentado trágico'.

El fallo de la Audiencia Nacional, por tanto, 'establece la verdad' y se alza como el mayor 'ejemplo' para el resto de países democráticos.

Manuel Chaves, presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, siguió el sendero de López Garrido. Queda claro, observó. Los jueces han 'desmontado totalmente la gran falsedad de la teoría de la conspiración'.

Pero Chaves anduvo un camino fértil y ya casi seguro: que 'algunos' -obvia alusión al PP- dirán que 'una cosa es el fallo judicial y otra muy distinta lo que pasó ese día'.

'Un modelo de democracia'

El patrón de valoraciones previsto en Ferraz resonó en todo el PSOE: José Montilla y José María Barreda, presidentes de Catalunya y Castilla-La Mancha, y Javier Rojo, jefe del Senado. Sólo Manuela de Madre, número dos de los socialistas catalanes, hizo crecer la vehemencia. El tribunal 'evidencia que el PP no tiene ni memoria, ni vergüenza ni escrúpulos'.

En Bruselas, el líder de los socialistas europeos, Martin Schulz, alabó en un comunicado el veredicto de la Audiencia Nacional, y también todo el proceso judicial. Es un ejemplo, 'un modelo de democracia en el mundo', ya que hasta ahora ningún país ha conseguido inculpar a ningún responsable por terrorismo internacional.

Schulz mostró su 'continua simpatía y solidaridad' hacia las víctimas del atentado.