Este artículo se publicó hace 13 años.
Rajoy anuncia "un gran esfuerzo" pero evita compromisos concretos
Prometió trabajar por la "concordia" mientras los asistentes a la convención gritaban: "¡A por ellos, oé!"
Fue un discurso de 45 minutos con cero propuestas. El líder del PP, Mariano Rajoy, clausuró la Convención Nacional de su partido en Málaga. En un principio, en esta cita se iba a presentar el programa para las próximas elecciones generales. Pero de estos tres días de festival y euforia sólo salieron viejas ideas desempolvadas del baúl de los recuerdos y algunos apuntes sin concretar.
Los conservadores dicen que las medidas se conocerán en unos días. Pero queda menos de mes y medio para el 20-N y el tiempo corre sin que se conozca la oferta electoral. Varios dirigentes conservadores esperaban que su jefe de filas desvelara alguna medida del plan del que siempre habla, pero Rajoy prefirió no arriesgar. En la campaña de las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo, el dirigente conservador no quiso mojarse en nada. Y, viendo que le dio tan buen resultado, ahora parece dispuesto a repetir la misma estrategia. Considera que no dar miedo y no ser impopular es garantía de éxito.
Compara la tarea que le espera con la que llevó a cabo Adolfo Suárez
Su intervención fue calcada a las que ha hecho en tantas ocasiones. Podía haber sido la de hace siete meses o la de hace dos. Y quedó todavía más en evidencia cuando a las puertas de unas generales no se dignó a anunciar nada nuevo. Rajoy tiró de su guión favorito: unas cuantas críticas al Gobierno socialista y una declaración de intenciones.
El jefe de la oposición dijo a los suyos que les iba a relatar su proyecto. Pero lo que les trasladó fue un glosario de obviedades y varios brindis al sol. Fue una intervención muy institucional y un llamamiento a todos los españoles para votar al PP que salpicó con algunos pasajes emotivos. Como, por ejemplo, cuando explicó que su padre se levantaba a las cinco de la madrugada para ayudarle a preparar las oposiciones y que el recuerdo de ese gesto le había hecho pensar en que había que retomar la cultura del esfuerzo. Y, también, cuando dio las gracias "muy sentidas" a los suyos. "Si yo hoy estoy aquí, y no sabéis con cuánto orgullo, es porque vosotros lo habéis querido. Vosotros y nadie más. Vosotros y a pesar de todo. He intentado responder a la confianza que me disteis y ahora prometo trabajar como nadie para demostraros que habéis acertado", señaló con lavista puesta en la derrota de 2008 tras la cual se cuestionó su liderazgo.
Después, el presidente del PP cargó contra los socialistas y se mostró preocupado por "la desconfianza, escepticismo y hartazgo" que han sembrado entre los españoles. "No puedo ocultar la gravedad de la situación que atravesamos, ni la magnitud de la tarea que tenemos por delante", reconoció. Aseguró que es "consciente" de los problemas que hay y admitió que la situación obligará a "todos" a hacer "un gran esfuerzo en el futuro". Afirmó que va a recibir "la peor herencia imaginable". Algo por lo que, según él, el PSOE tiene motivos "para avergonzarse".
"Si hoy estoy aquí, es porque vosotros me habéis elegido", recuerda al PP
Pero Rajoy no se quiso concentrar en la crítica y prefirió lucir su cara más moderada. Para ello se puso el traje de hombre de Estado y prometió que con él al frente la crisis se resolverá. "No será fácil. Pero lo mismo pensaban Aznar en 1996 o Suárez, 20 años antes, y lo lograron", dijo recurriendo al pasado para demostrar que se puede hacer. Y apeló al cambio: "Los españoles no quieren escuchar más agoreros que agitan fantasmas contra la esperanza real de un cambio. No se creen a los escépticos que dicen que todos somos iguales. No quieren resignación y el fatalismo de quienes afirman que no hay otra política posible", comentó.
El PP quiere los votos de "todos". "No importa la procedencia de cada uno ni sus simpatías políticas, ni que hayan votado o no al PP en otras ocasiones, o que no compartan todos y cada uno de nuestros postulados", indicó. Dijo que se sentía muy "honrado" de ser del PP pero que no quería ser el presidente del Gobierno de los militantes de su partido. "Quiero ser el de todos los españoles",proclamó.
Y a falta de iniciativas se lanzó a dar toda una serie de perogrulladas: "Queremos una política económica ordenada, queremos que las administraciones no gasten lo que no tienen, queremos una política exterior que responda a la magnitud real de nuestro país, queremos defender la cohesión social, el Estado del bienestar y nuestros servicios públicos pero no desde las falsas promesas y las palabras huecas sino desde la seriedad de una buena gestión económica...". Y siguió así hasta el infinito.
Huye de la dureza del discurso de Aznar en materia antiterrorista
CompromisosPara terminar, Rajoy se puso solemne y adquirió toda una serie de compromisos. El de decir la verdad "aunque a veces sea incómoda". O el de gobernar "con valentía" y "desde el diálogo". El líder del PP sostuvo que peleará por forjar alianzas y consensos. Es más, prometió "estar abierto a cualquier idea que se pueda aprovechar". "No presumo de tener toda la razón. Pero si de ser razonable. No estoy sordo a las ideas, ni me aferro tanto a las mías que no sepa reconocer las ajenas", subrayó.
Y, para terminar, garantizó que trabajará por "la concordia" entre españoles. "En los últimos años se ha pretendido forzar a los españoles a elegir entre bandos y trincheras. Yo no pienso hacer tal cosa", afirmó mientras destacaba que él no se sentía "enemigo de nadie" entre una gran ovación del público que se puso en pie para aplaudirle y los gritos de algunos que, contrariamente a lo que pedía su líder, gritaban: "¡A por ellos, oé!"
Cerró el acto hablando de ETA. Pero no fue tan contundente como su antecesor José María Aznar. Aseguró que su formación se compromete a seguir trabajando "para derrotar el terrorismo y para preservar un relato de lo sucedido que no permita falsas equidistancias". Tuvo un recordatorio para las víctimas y pidió la derrota de la banda. "En la España que yo quiero no hay lugar para el terrorismo ni huecos para sus defensores. En la España que yo quiero vencerán la libertad y la justicia y será siempre vencida la sinrazón y la barbarie", apuntó sin mencionar a Bildu y sin decir, como quieren oír muchos de sus cargos, que instará suilegalización una vez llegue al Gobierno.
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