Este artículo se publicó hace 13 años.
Rajoy ensaya para las generales un ajuste de cuentas con el PSOE
El líder del PP realiza una campaña plana, tratando de no cometer errores ni dar munición al adversario
Parece mentira que durante estos días los partidos políticos se estuvieran disputando unas elecciones municipales y autonómicas. En la campaña del PP, al menos, no ha habido consignas que lo hicieran recordar. Nadie ha escuchado al líder del PP, Mariano Rajoy, hablando de guarderías, de zonas ajardinadas o de la apertura de más centros asistenciales. Ni una sola propuesta novedosa. Ni un gran titular. Poco balance de gestión si se pisaba plaza propia. Y si era la del adversario, tocaba tirar de argumentario: los candidatos socialistas son "corresponsables" de las políticas "erróneas" de José Luis Rodríguez Zapatero.
El PP ha jugado la batalla a nivel nacional y se ha centrado en la figura del presidente del Gobierno. Durante estas dos semanas, Rajoy lo ha convertido en el único culpable de la crisis y del paro. Así ha sido como el jefe de la oposición ha realizado su particular ajuste de cuentas con todos los candidatos socialistas. Particular, porque lo ha hecho a su manera. Es decir, criticando pero sin mojarse él en nada. Intencionadamente ha querido realizar una campaña plana. Sin arriesgar y sin dar munición al contrincante. Tampoco deseaba cometer equivocaciones que pudieran dar al traste con los buenos resultados que le auguran las encuestas.
El presidente del PP terminó hablando de Bildu y el 15-M aunque no quería
Los conservadores han pedido allá por donde han pasado "el cambio". Incluso en algunos sitios donde era el PP el que llevaba las riendas. Con ello se notaba que no lo pedían con la mirada puesta en el 22-M sino en el futuro y que estaban ensayando lo que harán en las generales.
Son conscientes de que para entonces se verán las caras con otro candidato. Pero ya han descubierto que lo mejor es pasar de puntillas por encima de los temas y evitar los sobresaltos. Eso sí, Rajoy no le ha prestado ninguna atención a los posibles sucesores, Alfredo Pérez Rubalcaba o Carme Chacón. Ahora tenía que medirse con Zapatero. Es la última oportunidad que tiene. Y tras dos derrotas consecutivas, en 2004 y 2008, debe arrancarse la espina. Ya nunca podrá ganarle en un cuerpo a cuerpo. Pero si triunfa en este enfrentamiento podrá sentirse refrendado en su discurso y pedir al presidente que adelante las elecciones de una vez por todas.
AcusacionesZapatero ha sido presentado como el único culpable de la crisis y el paro
Rajoy ha ido denunciando que el jefe del Ejecutivo socialista pasará a la historia por haber realizado el mayor recorte social de la democracia. Ni un sólo día el líder del PP ha dejado de acusar al Gobierno de "engañar" a los españoles y de advertir a estos que los socialistas no "merecen ninguna confianza".
A pesar de que Rajoy no ha querido entrar en ningún debate, no ha tenido más remedio que hacerlo. Se ha visto obligado a pronunciarse sobre Bildu y el Movimiento 15-M. También dijo que iba a evitar las provocaciones del PSOE y, al final, salió a defender hasta el legado de Aznar.
La campaña arrancó con la legalización de la coalición abertzale por parte del Constitucional. "Acato pero no comparto", dijo. Pero a diferencia de sus compañeros de partido no cargó contra el Gobierno o los jueces. Siguió dando por vivo el Pacto Antiterrorista y el que mantiene el PP con el PSOE en el País Vasco.
El PP ha tratado de desterrar el miedo a que vuelve la derecha más radical
Mostró su cara más moderada pero esta se fue desdibujando cuando se vio que no desautorizaba las voces incendiarias que se elevaban desde sus filas. Con ello sólo se puso en evidencia que en el PP no hay realmente dos sectores, un ala radical y otra más blanda, como tantas veces se ha vendido. Más bien lo que manifestó es que todo obedecía a una estrategia del PP en la que el reparto de papeles está orientado a contentar a partes diferentes del electorado.
Rajoy sorteó la polémica y hasta la manifestación de víctimas del terrorismo. No tenía planeado asistir pero finalmente un mitin en Santander, que se había aplazado por los terremotos de Lorca (Murcia) fue la excusa perfecta para que nadie preguntara por su ausencia.
Por otro lado, el líder del PP también terminó reprochando a Zapatero que dijera que Aznar era el responsable de lo que estaba ocurriendo, teniendo en cuenta que él lleva en el poder siete años. Y salió a espantar los fantasmas del miedo a la derecha porque, según él, lo que había que temer eran "los gobiernos incompetentes". Rajoy se encargó además de denunciar la campaña de "insultos" del PSOE y contraponerla a la suya, "preocupada por los verdaderos problemas de los españoles".
Los conservadores han centrado sus esfuerzos en lograr Castilla-La Mancha
La campaña fue inusual. Por una vez se suspendió un día, el jueves 12 de mayo, en señal de duelo con los murcianos. La política pesaba. La tristeza reemplazaba a los mensajes. Y Rajoy fue el primero en llegar a la zona y colgar las fotos en Facebook.
Respuesta a la callePero también resultó curiosa porque por primera vez desde la Transición la gente se echó a la calle. Y aunque Rajoy trató de permanecer fiel a su guión no pudo evitar dejarse llevar por la corriente. Los movimientos de descontento social que irrumpieron en el ecuador de la caravana electoral, le obligaron a retratarse.
El líder del PP no ha dado una sola rueda de prensa en toda la caravana electoral
Al principio se resistió y, como hace siempre, dejó en manos de sus lugartenientes la respuesta a las protestas. Pero luego cuando se dio cuenta de que el fenómeno iba creciendo y parecía ir en serio, salió a defender a la clase política.
Rajoy cerró su periplo en el Palacio de los Deportes de Madrid, a tan sólo unos kilómetros de Sol. Fue la mayor demostración de fuerza del PP y el lugar en el que menos se valoró las peticiones de los indignados. A los conservadores, que tanto han presumido de atender a lo que "más interesa" a los ciudadanos, se les olvidó escuchar los gritos de los que tenían más cerca.
El líder del PP se limitó a invitar a todo el mundo a participar en la "mayor fiesta de la democracia" que es "ir a votar". Rajoy presentó a su partido como "la alternativa" y prometió "luchar contra la desesperanza".
Rajoy alaba de forma contradictoria tanto a Camps como a Bauzá
Estos asuntos no robaron en ningún caso espacio a la economía, que fue el tema estrella de todas sus intervenciones y la única fórmula que encontró para conectar con sus militantes. "¿Quién ha congelado las pensiones? ¿Quién ha quitado el cheque bebé? ¿Quién ha subido el IVA?...", iba preguntando al público para que estos le respondieran "¡Zapatero!". Y mientras los suyos iban alertando de que España está "al borde del precipicio", él desterraba la posibilidad de un rescate de la Unión Europea.
Las batallasPero si hay algo por lo que el PP ha peleado durante estos días, ha sido por Castilla-La Mancha. Junto a Andalucía, el lugar más visitado en campaña con mítines en Toledo, Ciudad Real y Guadalajara. Las tres son fundamentales para arrebatar el feudo socialista. Sería todo un símbolo de poder. Esperan triunfar en Balears. En Extremadura y en Aragón están pendientes de los partidos bisagra.
El partido teme lo que suceda en Asturias y el País Valencià tras el 22-M
Las municipales andaluzas también están bajo lupa. Rajoy fue a Sevilla a la pegada de carteles y el penúltimo día de su tournée. Piensan que es la primera piedra que garantizaría el éxito en las autonómicas del año que viene.
Del 23 de mayo, la derecha teme dos cosas. Lo que ocurra en el País Valenciá y en Asturias. En los últimos meses todos los focos han estado localizados sobre estas dos comunidades y así parece que va a seguir siendo. Rajoy siempre se ha mostrado abierto a hablar de pactos con todas las fuerzas. Pero habrá qué ver si lo hace con el ex ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, después de que este diera un portazo al PP. Además, habrá nuevas sacudidas judiciales con Francisco Camps, imputado por cohecho impropio por el caso de los trajes de la trama Gürtel. El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana no sólo está pendiente de poner fecha para la apertura de juicio oral sino que también reflexiona sobre si va o no a investigar a la cúpula del PP valenciano por financiación ilegal.
Pero de lo que vendrá después no se quiso hablar y de corrupción menos. Rajoy ha preferido dedicarse a ensalzar a sus candidatos: "Sois los mejores". Ha sido la frase más repetida por el líder del PP allá donde fuera. Un día los elogios se los dedicaba al presidente del PP de Balears, José Ramón Bauzá, que no lleva imputados por corrupción en sus listas. Y, al siguiente, era el turno a Camps, que si los lleva. Contradictorio.
En los mensajes que les dedicó a uno y otro, no se podían perder los matices. De su compañero balear alabó "su firmeza" a la hora de hacer limpieza. Al valenciano, le reservó uno más personal: "Tienes mi amistad sincera y mi apoyo". Rajoy, que le sigue mostrando su respaldo, fue más lejos que nunca al señalar además que los votos de los ciudadanos le indultarían de sus responsabilidades políticas.
En sus glosas de apoyo llegó hasta a aplaudir a su cabeza de lista por Barcelona, Alberto Fernández, después de que este realizara unas declaraciones racistas. Rajoy se ha mostrado camaleónico. Adaptándose a cada circunstancia. Sin que nada le afecte. "Nada lo turba, nada lo espanta", decía hace unos días uno de sus colaboradores. Por lo visto, nada le va a desviar de su objetivo hacia la Moncloa. Y si alguna piedra se pone en el camino, basta con evitarla. Como a los medios de comunicación, a los que ha sorteado sin dar una sola rueda de prensa.
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