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Rajoy sobre ETA: "No le voy a hacer la campaña electoral a nadie"

El líder del PP evita en Euskadi valorar las últimas declaraciones de la banda terrorista

MARÍA JESÚS GÜEMES

En la campaña de las municipales y autonómicas del 22 de mayo, Mariano Rajoy dio un mitin en Vitoria. Todo el mundo estaba pendiente de sus declaraciones sobre Bildu después de que el Constitucional diera luz verde a la formación abertzale. Entonces midió cada una de sus palabras para no darle cancha a la coalición abertzale.

Hoy parecía que no había pasado el tiempo. El líder del PP recurrió a la misma estrategia para no valorar la entrevista de ETA en Gara, en la que la banda fija como objetivos el desarme y 'la vuelta a casa' de los presos. 'No le voy a hacer la campaña electoral a nadie', comentó en un almuerzo con 600 militantes. Rajoy volvió a apelar a la ley y al Estado de derecho. Tal y como hizo cuando en el arranque de la caravana electoral en Córdoba un señor del público le gritó '¿Y de los asesinos de ETA qué?'. 'Nosotros queremos libertad. El terrorismo es su enemigo. Lo único que nos importa es el anuncio de la disolución irreversible de ETA para que se acabe esto de una vez por todas. No tengo más que comentar', indicó argumentando que 'España necesita seriedad'.

Un segundo antes había dicho que las víctimas del terrorismo son 'la referencia' de su partido. 'Son las que más han sufrido y las tendremos en cuenta siempre', proclamó entre grandes aplausos, aunque lo cierto es que Rajoy no ha ido a una sola manifestación de las que se han convocado en esta legislatura.

El líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, se refirió a la publicación en los mismos términos. 'No voy a hacer publicidad y propaganda de unos encapuchados', comentó. '¡Sólo les ha faltado entregar una papeleta con su entrevista!', resaltó mientras anunciaba que al acto habían acudido Laura Martín, la viuda de Juan Carlos García Goena, última víctima del GAL, y Antonio Salva, padre de la última persona asesinada por la organización terrorista. Para Basagoiti su presencia hacía 'recordar cosas cruciales'. 'No pueden tener regalos y aquí no hay atajos', destacó. 'La paz con libertad no tiene mejor camino que con la sensatez de Rajoy', mantuvo consciente de que si gana el 20-N su jefe de filas tendrá que gestionar no sólo la herencia económica sino también el final la banda.

De lo que no hablaron ninguno de los dos fue de la valoración que ETA realizó del presidente del PP. Para los representantes de la banda con su reacción al comunicado, Rajoy rompió con su discurso 'negativo, agresivo y sin sentido de hasta ahora'. El candidato de la derecha calificó en su día el anuncio 'de gran noticia' y aseguró, para disgusto del ala dura de su partido, que se había logrado alcanzar 'sin concesiones políticas'.

Los colaboradores del dirigente conservador explicaron que respondía a 'un electoralismo' puro y duro y que, de todos modos, lo que ocurría es que 'ya dan por hecho que va a ser el presidente del Gobierno'. Y recordaban que en su programa se han comprometido a no negociar con ETA.

La derecha ayer se negaba a hablar de este asunto. Sus dirigentes explicaban que lo único que quieren los terroristas es 'marcar la agenda'. Sólo en privado algunos reconocían que la entrevista había sido realizada 'de venta para su público' y había quien admitía que se trataba de otro 'gesto' para llegar al cese definitivo. En el PP no descartan que haya algún otro coincidiendo con la jornada de reflexión.

Todos preferían comentar el Euskobarómetro y destacar que lo previsto es que todas las formaciones vascas empaten con cuatro o cinco diputados. Contaban que en Araba gana el PP. En Bizkaia, el PNV. Pero a los conservadores les preocupaba, sobre todo, el resultado de Amaiur en Gipuzkoa, donde creen que puede obtener un 36% de los votos y entre dos o tres escaños.

La dirección nacional está convencida de que la coalición abertzale tendrá grupo parlamentario propio y teme que los nacionalistas vascos se queden sin él. En el PP estudian qué hacer en caso de que eso ocurra. Pero antes de prestar diputados prefieren esperar a ver el resultado. Además creen que el PNV se va a enfrascar con Amaiur en una pelea por demostrar qué partido es más independentista con la vista puesta en las autonómicas de 2013.

Como en tantas ocasiones, Rajoy trató de contentar ayer a todos en su formación. Y aunque jugó de nuevo a lanzar un mensaje moderado, no se puede olvidar que aún no ha desautorizado a los que dentro del PP apuntan a que detrás del anuncio de ETA hay un proceso de negociación con el Ejecutivo socialista.

La visita de ayer es la única que Rajoy hace al País Vasco en su recorrido electoral. Y en ella el líder del PP quiso poner el foco sobre Leopoldo Barreda, cabeza de lista por Bizkaia. Dijo que tenía un gran futuro político porque va a 'desempeñar un papel muy importante en la próxima legislatura'. El líder del PP no cita a todo el mundo. Hasta ahora en su quiniela de ministrables ha incluido a Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Mato, Alberto Ruiz-Gallardón, Miguel Arias Cañete y José Manuel Soria.

En el acto, Rajoy volvió a girar la vista hacia Europa y aseguró que si su partido recibiera 'un gran apoyo' sería 'muy bien recibido, daría mucha tranquilidad, fortalecería el euro y a la Unión Europea'. Prometió que de ese modo el resto de países volverán 'a mirar' al nuestro y 'a respetarlo como en tiempos del milagro español'. 'Volverán tiempos mejores', garantizó.

Además, dijo que de las urnas tiene que salir un Gobierno que 'dé la talla'. 'Pero también todos los partidos políticos, los agentes sociales y económicos, sindicatos y organizaciones empresariales', comentó. Y en el repertorio incluyó a los medios de comunicación aunque los tiene muy olvidados porque no da ruedas de prensa porque 'lo que ellos transmitan es muy importante'.

Por la tarde, Rajoy se desplazó a Burgos donde proclamó ante 2.000 personas que España va a ser 'un pilar fundamental en el proyecto del euro' y aseguró que 'los grandes proyectos se fraguan uniendo voluntades y no cavando trincheras'.

Antes del acto, el líder del PP se había reunido con el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, para charlar con trabajadores de una empresa amenazada por un ERE. Se notaba que Rajoy comenzaba a afrontar la recta final, se le veía más flojo que nunca, cansado y repetitivo.

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