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Rajoy se lava las manos de la crispación por el Estatut

El presidente del PP rehúye el debate del modelo de Estado y se ancla a la Constitución. Señala a Zapatero como responsable del desapego catalán

ALBERT MARTÍN VIDAL

Primero habló de 'lo que importa a la gente'. Y, tras 20 minutos largos de explicaciones sobre economía, se refirió escuetamente al Estatut, cuyo recorte sacó a una multitud de catalanes a la calle la semana pasada, para lavarse las manos de cualquier crispación.

Mariano Rajoy, líder del PP, responsabilizó a José Luis Rodríguez Zapatero de lo que los partidos catalanes han definido como una 'crisis institucional sin precedentes' y pasó de puntillas sobre el asunto obviando que fue su formación la que presentó el recurso al Tribunal Constitucional (TC) que ha acabado por laminar un texto que había sido refrendado en las urnas.

Acusa al presidente del Gobierno de hacer del Estado 'un mecano'

'Esta ha sido la historia de un engaño: Zapatero engañó a Catalunya diciendo que apoyaría el que saliera del Parlament, luego engañó a su propio partido, y luego a todo el mundo', expuso Rajoy. Según dijo, el presidente del Gobierno 'juega con el Estado como si fuera un mecano y hace de aprendiz de brujo'.

Sus críticas no acabaron ahí y acusó a Zapatero de situarse 'fuera del límite del campo de juego', actitud que contrapuso con la propia: 'Creo en la plena vigencia de la Constitución', proclamó. Con la Carta Magna se ha producido, según dijo, 'el mayor periodo de bienestar y de descentralización de la historia'.

El líder de la derecha rechaza cualquier reforma de la Carta Magna

Rajoy, espoleado por las salvas de aplausos de los centenares de asistentes a la clausura de la escuela de verano del PP en Sitges, no dejó ahí su elogio del texto votado en 1978 y advirtió contra posibles cambios en el mismo: 'La Constitución es concordia', afirmó, antes de pedir 'prudencia, responsabilidad y sentido de Estado'.

En la misma línea fueron quienes le habían precedido en el parlamento: Ana Mato, vicesecretaria de organización, y Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PP en Catalunya. Mato manifestó, sobre la actitud del PP con respecto al fallo del TC, que habían actuado como corresponde: 'Hemos estado a la altura acatando la sentencia como demócratas'. La presidenta territorial, por su parte, culpó a Zapatero del conflicto del Estatut: 'Se ha dado de bruces con la realidad; la España virtual que ha defendido no existe y su realidad se ha convertido en una pesadilla'. Camacho, además, fijó su posición en materia de autogobierno en el consenso alcanzado en 1992 por Felipe González y José María Aznar.

Pero si quedaba alguna duda de que el PP rechaza cualquier papel en el desapego político catalán, fue Rajoy, al término de su intervención, quien la disipó: 'Creo que es posible en España convocar a todos a un proyecto común que rechace la división y el enfrentamiento, que respete los sentimientos de todos y abrigue la fuerza de la unidad'.

Para zanjar el asunto, mandó un mensaje respecto a su disposición a atender la petición del 87% del Parlament catalán respecto al autogobierno: 'El PP no va a entrar en carreras por demostrar nada y no va a engañar a la gente'.

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