Este artículo se publicó hace 13 años.
A Rajoy le falla la Memoria
Mariano Rajoy había preparado un discurso de investidura amable, incluso un pelín cursi como acostumbran a ser sus palabras finales, con llamamientos al diálogo y con algunas medidas económicas concretas ya anunciadas. Pero le ha fallado la Memoria.
Hace años, para evitar normas que surgieran de la mente de Antoñita la Fantástica, se decidió que todas las leyes deberían ir acompañadas de una Memoria Económica donde se cuantificase cuánto iba a costar y de dónde se podía obtener el dinero. Es decir, que mostrara claramente si era posible aplicar esa ley.
Al discurso de Rajoy, lleno de buenas palabras y algunas medidas no desacertadas, le ha fallado y le ha faltado la Memoria Económica, al menos una explicación de cómo va a conseguir reducir el déficit en, como mínimo, 16.500 millones de euros mientras promete incentivos fiscales a tutiplén que, según dice Rubalcaba y niega Rajoy, costarán 10.000 millones de euros.
No pagar el IVA hasta que se cobren las facturas, una cuenta tributaria para compensar el pago de impuestos con la deuda pendiente de las administraciones públicas, bonificaciones del cien por cien el primer año al contratar a jóvenes menores de 30 años que accedan a su primer empleo, más exenciones fiscales para las empresas que inviertan... son buenas medidas en principio. Sobre todo, para los empresarios y autónomos. Otra cosa es cómo financiar esta pérdida de ingresos junto con otras medidas que estas sí son equivocadas como recuperar la deducción por vivienda -otra burbuja para el futuro- o un mejor trato fiscal para los planes de pensiones. Y eso es lo que no explicó Rajoy. ¿Sabe cómo hacerlo? ¿Confía en que ese desfase se va a producir en la mayor parte de los casos al año siguiente, al presentar la declaración? ¿Lo fía a que se produzca un relanzamiento de la actividad, aunque su previsión de crecimiento hará seguidismo de lo que diga la Comisión Europea?
Ya sabemos que no estamos para gastar lo que no se tiene y Rajoy ha dicho que su compromiso inquebrantable es la estabilidad presupuestaria y que ninguna partida estará a salvo del recorte excepto las pensiones. Ahí tenemos la nula oferta de empleo público para 2012 -una ayudita más al paro- y la muy posible congelación salarial de los funcionarios. Sea cual sea su apuesta, debería contarla. No estamos ya para el juego de las adivinanzas.
O, probablemente, es que el as que se guarda son medidas impopulares, como subidas de impuestos -IVA, Impuestos Especiales- aunque diga que no es su "intención" hacerlo. Y eso prefiere ocultarlo el máximo tiempo posible.
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