Este artículo se publicó hace 16 años.
A Rajoy sólo le vale ganar
Los dos candidatos se dan los últimos baños de multitudes antes de llegar al primer cara a cara de hoy / Los aspirantes necesitan ganar los debates electorales / Zapatero intenta rebajar las expectativas en vísperas del duelo
Zapatero y Rajoy estarán hoy solos con sus argumentos en un plató de televisión. Ya no habrá multitudes jaleándoles y agitando banderas, como ayer en Sevilla y Burgos. El que pierda el día 9, digan lo que digan ahora, se irá a su casa más tarde o más temprano.
Zapatero porque se convertiría en el único presidente del Gobierno de una sola legislatura. Habría dilapidado el apoyo popular que recibió en 2004 y dejaría reducida la vuelta del PSOE al poder en un breve paréntesis de gobiernos del PP.
Rajoy se iría porque ya estuvo a punto de hacerlo en 2004, porque sería la segunda oportunidad fallida y porque se cuestionaría su estrategia de oposición y el equipo que le ha acompañado en la travesía.
Agitar a los indecisos
Más que nunca queda reducido a la mínima expresión el papel de los grandes mítines, como el de ayer del PSOE en Sevilla, que sólo elevan la moral de la tropa y refuerzan a los convencidos. En cambio, el debate agita a los indecisos y moviliza a los perezosos.Tan verdad es que nadie se da de baja de su equipo de fútbol porque éste haya perdido un partido como que nadie sabe exactamente cuánta influencia tiene en el resultado final de unas elecciones el debate entre los candidatos.
La breve historia de la comunicación política está plagada de ejemplos de candidatos que han perdido debates televisados y luego han ganado las elecciones y viceversa. George W. Bush perdió ante John Kerry, pero ganó las elecciones; Felipe González perdió el primero ante José María Aznar y fue reelegido presidente; Lula da Silva venció en las urnas a la cuarta, después de perder muchos debates; Alan García derrotó a Alejandro Toledo, pero perdió las presidenciales de Perú y así hasta el infinito.
La conclusión común de casi todos los precedentes es que el aspirante, en este caso Rajoy, es quien tiene que arriesgar más y quien necesita ganar claramente el debate, aunque eso no le garantice la victoria electoral. Por eso, Zapatero hablaba ayer en este periódico de empatar. También lo hacía porque en política ganar o perder depende de las expectativas previas y el candidato socialista intenta rebajarlas.
Resultado ajustado
En esta ocasión, sí hay circunstancias que dan más valor al debate de hoy y al de la próxima semana. La primera es que, según las encuestas el resultado está ajustado, la segunda que el PSOE necesita imperiosamente movilizar a su electorado y la tercera que la audiencia del cara a cara entre Solbes y Pizarro permite aventurar un seguimiento masivo."No es sólo si lo ven diez millones de personas y que sea la mayor audiencia de la historia junto con algún partido de fútbol, el desafío es la repercusión posterior, que alcanzará a los 35 millones de electores: el quién ha ganado, el momento estelar, el corte más atractivo.... Eso es lo relevante.
Por eso tienen tanta importancia los sondeos posteriores, las imágenes y frases seleccionadas por la prensa del día siguiente, los tertulianos de la noche y la mañana siguiente", asegura Luis Arroyo, secretario de la Asociación de Comunicación Política (ACP), y autor de Los cien errores de la comunicación de las organizaciones.
Además, el enfrentamiento de hoy trasciende lo político y sitúa en primer plano lo psicológico y lo personal. Por el futuro de los contendientes y por el pasado de sus relaciones: tuvieron muy buena sintonía cuando Rajoy era ministro de Administraciones Públicas y Zapatero era portavoz en esa Comisión, pero la opinión mutua se ha deteriorado al máximo. Hoy habrá acusaciones de mentir sobre ETA e imputaciones de deslealtad en la lucha contra el terrorismo. Ni PSOE ni PP dudan que será un duro choque de trenes.
Los expertos aseguran que quien marca la agenda gana el debate o, en palabras de Luis Arroyo, "se trata de conseguir que el otro baile el ritmo que nosotros marcamos". Un ejemplo: Pizarro intentó incluir elementos como ETA o el piso de Bermejo y Solbes aguantó sin entrar al trapo o sin contestar con su indemnización en Endesa.En los debates los argumentos tienen un valor relativo. Según Arroyo, "no es esencialmente sólo un contraste racional de argumentos: es una escenificación del carácter de los contendientes en la que tiene mucho peso lo emocional".
Una cita clásica de Karl Rove, ex asesor de Bush, dice que un elector se hace tres preguntas a la hora de votar, pensando en los candidatos: "¿Es un líder fuerte?; ¿puedo fiarme de él?; ¿se preocupa de la gente como yo? Esas son las tres dimensiones del liderazgo que se ponen en juego: fortaleza, fiabilidad y cercanía". Rajoy necesita ganar hoy para acreditarse como líder solvente.
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