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Rajoy reacciona pidiendo elecciones anticipadas por enésima vez

Al líder del PP le "inquieta" el guiño de Zapatero a la antigua Batasuna

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El PP se quedó ayer un tanto descolocado. El secretismo con el que se llevó a cabo la remodelación del Gobierno logró que los conservadores, que ya se ven en la Moncloa, contemplaran los nombramientos con cierta sorpresa e incomodidad. A la mayoría le pareció un nuevo golpe de efecto de José Luis Rodríguez Zapatero destinado a "ocultar unos Presupuestos antisociales".

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Pero no a todos les pilló desprevenidos. Mariano Rajoy reconoció que se olía que algo iba a ocurrir durante la jornada anterior y que se lo llegó a comentar incluso a su portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría. Explicó que le habían hecho sospechar el trajín de los ministros en sus escaños durante el debate sobre las cuentas generales del Estado y la cara de circunstancias de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega.

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Cospedal: "La remodelación tiene un tinte egoísta y partidista"

A pesar de intuirlo, el jefe de la oposición no se preparó una respuesta novedosa. Rajoy dijo que "España no necesita en estos momentos un cambio en el Gobierno, sino un cambio de Gobierno previo paso por las urnas". Desde el último debate sobre el estado de la nación, Rajoy no hace más que pedir elecciones anticipadas. Mientras él sigue sin mostrar las cartas de su alternativa, esta se ha convertido en su principal y recurrente reclamación.

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"Si hubiera convocado elecciones, nos hubiéramos ahorrado estos Presupuestos, la congelación de las pensiones y cuatro meses de retraso más en la solución de los problemas de los españoles", indicó Rajoy. En su opinión no sirve "cambiar a los músicos si no se cambia al director de orquesta ni la partitura". El líder del PP deseó "suerte" a los ministros que han abandonado el Gabinete socialista y a los nuevos. Pero no se detuvo a valorar cada caso. "No voy a entrar en nombres", dijo.

Lo único que 'celebra' el PP es la desaparición de Vivienda e Igualdad

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Cuando le preguntaron qué opinión le merecía que Zapatero hubiese puesto a Alfredo Pérez Rubalcaba como hombre fuerte del Ejecutivo, tal y como hizo en su día José María Aznar con él antes de nombrarlo sucesor, Rajoy eludió la cuestión. Ni en público ni en privado quiso referirse al ascenso del ministro del Interior. Su postura contrastó con la de sus filas. Entre los dirigentes conservadores, Rubalcaba se llevaba las mayores críticas.

Lo único que celebró el presidente nacional del PP es que Zapatero suprimiese los ministerios de Vivienda e Igualdad porque su partido lleva "más de dos años" reclamándolo.

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En todo caso lo que menos le gustó a Rajoy fue oír decir a Zapatero que los pasos que está dando la izquierda abertzale no iban a ser "en balde". Interrogado sobre ello, lo reconoció: "Me inquieta". Y advirtió que lo que esperaba es que no fueran en balde "los errores que el Gobierno cometió negociando con ETA" en la legislatura pasada. Además, dijo que esperaba que no hubiera "ninguna suerte de negociación con nadie" y que el PP estaría "vigilante". El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, manifestó que esperaba que Zapatero hubiese puesto a Rubalcaba "para un final decente" de ETA.

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, afirmó en TVE que la crisis del Gobierno se caracterizaba "por tener un tinte egoísta", ya que, a su entender, estaba pensada en clave "electoral y partidista".

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